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Al menos 13 personas, entre ellas ocho civiles, murieron este jueves al estallar un coche bomba en la localidad de Afrín, en el norte de Siria, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

Afrín y sus alrededores, cuya población es en su mayoría kurda, está en la provincia de Alepo (norte) y se encuentra bajo control de grupos rebeldes aliados de Turquía.

En marzo de 2018, Ankara había tomado el control de la región tras una ofensiva de contra la milicia kurda Unidades de Protección del Pueblo (YPG).

'La explosión se produjo cerca de un puesto de control [de las fuerzas rebeldes pro-Ankara] a la entrada' de Afrín, donde se encontraban unos vehículos para ser registrados, afirmó a la AFP el director de la OSDH, Rami Abdel Rahman.

Ocho civiles, entre ellos dos niños, y cuatro combatientes murieron, según la oenegé. Queda una víctima por identificar.

El OSDH también señaló que hubo más de 30 heridos a causa de la explosión.

'Entre los civiles muertos, al menos seis son originarios de la Guta Oriental', un exbastión rebelde cercano a Damasco, recuperado por el régimen sirio el año pasado y cuyos (miles de) habitantes fueron trasladados al norte de Siria, incluso a Afrín, añadió Abdel Rahman.

Escenario de incidentes de seguridad muy frecuentes, la región de Afrín constituye uno de los tres cantones de la región 'federal' autoproclamada en 2016 por los kurdos, minoría étnica en Siria que aspira desde hace décadas a lograr una autonomía política.

En enero, tres civiles murieron en un ataque con bomba en un autobús en Afrín, el día que marcaba el aniversario del lanzamiento de la ofensiva turca.

Ankara considera a las YPG como una organización 'terrorista', y teme que emerja el núcleo de un Estado kurdo en sus fronteras, que probablemente galvanice las ambiciones independentistas de esta minoría.