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Cerca de Battambang en Camboya, decenas de ratas de campo aderezadas con especies se asan lentamente sobre las brasas para alegría de los locales seducidos por este económico tentempié.

Cuando Ma Lis abrió hace 10 años su puesto al borde de la carretera a unos 10 kilómetros de esta pequeña ciudad rural del oeste del país, vendía apenas unos kilos de roedores diarios.

Hoy le compran alrededor de 20 kilos, el equivalente a 60 grandes roedores.

Y durante el Año Nuevo, en abril, o el Festival del Agua en el otoño boreal, puede vender hasta 60 kilos diarios.

'Estas ratas gozan de mejor salud que el cerdo o el pollo (...) Se alimentan de raíces de loto y de granos de arroz', explica mientras da la vuelta a la carne en la parrilla.

Cada pincho cuesta ente 0,25 y 1,25 dólares, dependiendo del tamaño del animal.