Rusia y China condenaron el primer ensayo de Estados Unidos de un misil de medio alcance desde la Guerra Fría, y denunciaron el riesgo de una escalada de tensiones militares y de una reactivación de la carrera armamentista.
Este test significa la muerte del tratado de desarme INF que prohibiía el uso -por parte de Rusia y de Estados Unidos- de misiles terrestres de un alcance de 500 a 5.500 kilómetros, oficialmente suspendido hace menos de un mes por las dos potencias rivales.
La prueba estadounidense, realizada con éxito, se llevó a cabo desde la isla de San Nicolás, frente a la costa de California, a las 14H30 hora local (21H30 GMT), según el Pentágono, que precisó que se trata de una 'variante de un misil de crucero de ataque tierra-tierra Tomahawk'.
Imágenes publicadas por el ejército estadounidense muestran el misil disparado desde un sistema de lanzamiento vertical Mark 41.
El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Riabkov, lamentó el martes una 'escalada de las tensiones militares' a la vez que aseguró que Moscú 'no cederá a la provocación'.
'Se estaban preparando, porque es imposible poner en práctica una prueba de este tipo en pocas semanas o meses', declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
China, por su parte, deploró 'una escalada de enfrentamientos militares' que 'tendrá graves consecuencias negativas para la seguridad regional e internacional'. Acusó a Washington de buscar 'la superioridad militar unilateral'.
Tras seis meses de diálogo de sordos, Rusia y Estados Unidos certificaron a inicios de agosto el abandono del tratado sobre las armas nucleares de medio alcance (INF), cuya firma a finales de la Guerra Fría en 1987 puso fin a la crisis de los misiles europeos desencadenada por el despliegue en Europa de los SS-20 soviéticos con ojivas nucleares.