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El centro de Hong Kong volvió a sumirse en el caos el sábado por la tarde, con cócteles molotov, una barricada incendiada y gases lacrimógenos en violentos enfrentamientos entre la policía y manifestantes, que desafiaron la prohibición de movilizarse e invadieron de nuevo las calles de la excolonia británica.

La policía justificó la decisión de prohibir una nueva manifestación este sábado por los enfrentamientos ocurridos el domingo pasado, uno de los episodios más graves desde el inicio de la protesta en junio.

Pero decenas de miles de manifestantes vestidos de negro -color emblemático de la protesta- desfilaron por la tarde por varios barrios del centro de la región semiautónoma.

'Recuperar Hong Kong, la revolución de nuestra época', coreaban.

La tensión subió al final de la tarde, cuando un pequeño grupo de radicales atacó con piedras y cócteles molotov a policías situados alrededor del complejo que alberga principalmente el Parlamento local, que había sido saqueado el 1 de julio.