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A sus 16 años, la activista sueca Greta Thunberg, convertida en icono de la lucha contra el cambio climático, genera tanto esperanzas como controversia, dando voz a una generación preocupada por su futuro.

La adolescente, cuyo nombre suena en las quinielas para el Nobel de la Paz 2019, logró forjar su propio nombre más allá de las fronteras suecas.

Su combate comenzó en agosto de 2018, cuando faltaba a clase los viernes para apostarse a las puertas del Parlamento sueco con un cartel: 'Huelga escolar por el clima'.

Desde entonces, la joven, hija de una cantante lírica y un actor convertido en productor, ha copado las portadas de los grandes diarios medios.

'Planeo continuar hasta que Suecia se conforme al Acuerdo de París sobre el clima, y eso puede llevar un tiempo', dijo a finales de 2018 a AFP TV.

Su combate, llamado ‘Fridays For Future’ (Viernes por el futuro) se expandió por todos los continentes, y miles de jóvenes activistas hicieron sus propias protestas. Thunberg dio discursos ante líderes mundiales y fue portada de Time y Vogue, no sin generar ciertas críticas.

'No están obligados a escucharnos, después de todo solo somos niños', ironizó durante un discurso ante el Parlamento francés en julio, en respuesta a quienes ponían en duda su legitimidad para encarnar el combate contra el cambio climático.

Tras decidir tomarse un año sabático tras la secundaria, en agosto cruzó el Atlántico en un velero para limitar la huella de carbono de su viaje. El viernes se encontraba en Nueva York para participar en una huelga escolar de carácter mundial por el clima que se perfilaba como uno de los llamados a la movilización con más seguimiento jamás organizados.

El lunes asistirá a la cumbre de la ONU sobre el clima, en Nueva York.

A Thunberg le llegó el interés por el cambio climático en la escuela, cuando tenía 'ocho o nueve años'.

'Mis profesores me dijeron que debía ahorrar papel y apagar las luces. Les pregunté por qué y me dijeron que porque había algo llamado cambio climático y calentamiento global, provocado por los humanos', contó.

Entonces dejó de comer carne, beber leche y comprar cosas nuevas, a no ser que fuera necesario.

A los 12 años, se le diagnosticó síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista.

'Mi cerebro funciona un poco diferente, así que veo el mundo desde otra perspectiva', explicó.

'Soy muy directa, digo las cosas como son y cuando decido hacer algo, lo hago sin dudar', añadió, considerando que su diagnóstico es una fortaleza.