Ernesto Mirabal prácticamente no durmió: este taxista cubano debió hacer una fila de casi cinco horas en una gasolinera, en momentos en que la falta de combustible fuerza a la isla socialista a vivir en cámara lenta.
'Llegué sobre las 11 y pico y eché gasolina a las cuatro, porque a las siete tenía servicio', cuenta Mirabal, de 48 años. De lo contrario, habría tenido que 'dedicarle (su) día de trabajo'.
'Ahora tengo gasolina para hoy y mañana, pero pasado mañana tengo que volver a la odisea', añade y que en el gremio reina el 'estrés e incertidumbre'.
Desde que el presidente Miguel Díaz-Canel pidió el 11 de septiembre 'austeridad y ahorro' de combustible, debido a las sanciones de Estados Unidos contra las navieras que transportan el petróleo venezolano, vientos de pánico soplan para un sector de la población que corrió a abastecerse de carburantes.
Venezuela es el principal aliado político y proveedor de crudo a la isla.
En Cuba, que conectó el 3G (internet móvil) en diciembre, las redes sociales están funcionando a toda máquina durante esta crisis, que las autoridades califican de 'coyuntural'.
Medidas drásticas de ahorro. Las imágenes de filas interminables en las estaciones de servicio se multiplican en Twitter y Facebook, y se crearon grupos de Whatsapp en torno a la pregunta de moda: '¿Dónde hay combustible?'. Las drásticas medidas de ahorro implementadas en los últimos días, hacen a muchos cubanos evocar los días oscuros del Periodo Especial, la grave crisis económica de los años 90, tras la caída de la URSS, principal sostén financiero y energético de la isla.
Algunas de estas medidas son idénticas a las que se tomaron hace 25 años: el transporte público se redujo al mínimo, mientras agentes de la policía detienen a todos los autos estatales para obligarlos a llevar pasajeros.
En los campos de caña de azúcar, principal producto de exportación de Cuba, miles de bueyes reemplazarán a las máquinas.
En las empresas y administraciones públicas se reducen horarios, está prohibido encender los equipos de climatización y hay cortes de electricidad en algunas horas del día. Algunos empleados están en paro técnico y otros trabajan desde sus casas.
Asimismo, se redujo la frecuencia de recolección de basura en las calles de La Habana, situación que complica la lucha contra el dengue, según reconoció el Ministerio de Salud.
Pánico. Para el economista Omar Everleny, la situación de pánico por el combustible tiene una explicación simple: 'Las personas piensan que se va a complicar después más, a pesar de lo que están diciendo las autoridades', que prometieron una vuelta a la normalidad en octubre.
'La gente piensa que se va a acabar y entonces todo el mundo está tratando de acaparar el mayor combustible posible', añade Everleny.
En las gasolineras, muchos conductores se reabastecen y llenan bidones de combustible, a pesar de los carteles que prohíben esta práctica. 'Si vas a hacer una cola (fila) de tres cuadras, vas a comprar cuatro, cinco veces lo que comprabas antes', explica el economista.