Rodeado de imágenes religiosas en un cuarto lúgubre, el Hermano Guayanés asegura sanar mediante 'cirugías espirituales' y hierbas. Muchos venezolanos terminan donde atiende este curandero o ensayando pócimas ante la escasez de medicinas o la imposibilidad de pagarlas.
El débil resplandor de velas ambienta la habitación, con dos camillas, que imita un quirófano. Con guantes de hule y túnica satinada, este espiritista menudo y jovial dice practicar 200 operaciones por semana.
'Uno va a los hospitales y no hay nada, no se consiguen medicinas o están carísimas. ¿Cómo va a hacer uno?', comenta a AFP Rosa Sáez, de 77 años, recién 'operada' de un brazo.
Asidua visitante, dice haber sido curada de los riñones en este 'centro espiritual, uno de varios en la favela caraqueña de Petare a donde acuden enfermos golpeados por el alto costo de los medicamentos, algunos escasos hasta en 80%, según la privada Federación Farmaceútica.
En un altar repleto de imágenes de yeso que representan a 'entidades espirituales', hay seis tijeras quirúrgicas que el 'Hermano' zigzaguea sobre los 'pacientes' acostados y con los ojos cerrados, sin herirlos.
El olor a tabaco impregna la sala donde una colaboradora anota por orden de llegada. Risueña, aprovecha para venderles chocolates a los visitantes.
A la entrada, dos carteles les recuerdan a los devotos que deben llevar una vela y un tabaco, y pagar en efectivo, también escaso por una inflación que el FMI proyecta en 1.000.000% para 2019.
Antes de pasarlos al 'quirófano', en cuyo umbral cuelga una vieja cortina, Carlos Rosales, verdadero nombre del 'Hermano', ofrece consultas en una habitación contigua donde emite diagnósticos y receta hierbas y frutas.
Mientras le describen sus dolencias, dibuja rudimentarios bocetos de órganos humanos. Y con aires de maestro explica cómo funciona el cuerpo humano y qué está fallando. Luego los ausculta con un estetoscopio.
'No estoy en contra de la medicina, pero lo mío es la botánica', sostiene.