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Casi un millón de migrantes fueron arrestados o considerados inadmisibles para ingresar a Estados Unidos en la frontera con México en los últimos 12 meses, la mayor cantidad en más de una década, informaron el martes autoridades estadounidenses. 

En el año fiscal 2019, cerrado en septiembre, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) detuvo a 977.509 personas intentando ingresar a territorio estadounidense por el límite sur. La última vez que rondó el millón de detenciones fue en 2006. 

Este incremento se produjo en medio de los esfuerzos del presidente Donald Trump por detener la inmigración ilegal, que recién comenzaron a mostrar resultados en los últimos cuatro meses, cuando las detenciones iniciaron su descenso.

El jefe interino del CBP, Mark Morgan, dijo en rueda de prensa en la Casa Blanca que el número de emigrantes arrestados cayó a poco más de 52.000 en septiembre, la cifra mensual más baja en un año.

Esto supone 'una caída de cerca de 65% desde el pico de mayo de 144.000', dijo Morgan. 

Esta cifra récord, la más alta en 13 años, se debió principalmente a llegada de emigrantes centroamericanos en grupos multitudinarios, integrados por familias que atravesaban México huyendo de la pobreza y la violencia en sus países para pedir asilo en los puestos fronterizos estadounidenses.

La administración Trump intensificó las medidas para desalentar este éxodo desde Honduras, Guatemala y El Salvador y presionó a México a que firmase un acuerdo por el cual impida el tránsito de indocumentados, además de exigir a los emigrantes que soliciten asilo en el primer país al que ingresan.

'La CBP continúa colaborando con nuestros socios extranjeros, particularmente, México, El Salvador, Guatemala y Honduras, para abordar esto como una crisis regional', expresó Morgan. 

El gobierno de Trump dispuso que los solicitantes de asilo, que antes eran liberados en territorio estadounidense hasta la resolución de su caso y muchas veces no comparecían ante los jueces, deben ahora aguardar la resolución de solicitudes en México, una medida, sin embargo, cuestionada por la justicia.

Además de restringir la capacidad de los emigrantes para solicitar asilo, la Casa Blanca ha seguido presionando para levantar un muro a lo largo de la frontera de 3.200 kilómetros con México, promesa electoral insigne de Trump.

Para esto, el Ejecutivo desvió fondos del Departamento de Defensa, comprendidos para otros programas, para la construcción de más vallas después de que el Congreso se negó a proporcionar el presupuesto necesario para el muro. 

Morgan dijo que hasta ahora se habían levantado unos 114 km de la nueva barrera, de un total de 720 km que se prevé finalizar para fines de 2020. 'Es un proceso difícil...La adquisición de tierras es algo difícil', expresó.