Miles de manifestantes separatistas catalanes perturbaron ayer una visita a Barcelona del rey Felipe VI, quien apeló a una Cataluña sin 'violencia' ni 'intolerancia', luego de recientes disturbios por la condena a altas penas de cárcel contra líderes independentistas.
Encendidos por esa condena a los nueve dirigentes catalanes por el intento de secesión de 2017, miles de personas se manifestaron frente al Palacio de Congresos de Barcelona, donde el rey y su hija, la princesa Leonor, presidieron la entrega de los premios Princesa de Girona a jóvenes talentos.
'El rey español no es bienvenido en Cataluña', se podía leer en una pancarta que portaba un manifestante, mientras otros quemaron fotos del monarca, según observó una periodista de la AFP. La multitud entorpeció el paso de algunas personas que se dirigían al evento. Adentro del recinto, el rey no se refirió directamente a los disturbios de los días pasados, pero recordó los aportes a la democracia española de una Cataluña 'plural e integradora, (...) constructiva y solidaria con el progreso general'.
'Estos valores representan sin lugar a dudas la mejor de las historias de Cataluña. No pueden ni deben ser un recuerdo del pasado, sino una realidad presente y futura, una realidad en la que no puedan caber ni la violencia, ni la intolerancia, ni el menoscabo de los derechos y libertades de los demás', dijo el rey hablando en catalán. AFP