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De la euforia provocada por la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, a las dificultades económicas que le siguieron, tres alemanes del este cuentan cómo lo vivieron y en qué sentido cambiaron sus vidas, tres décadas después.

Thomas Wendt, 67 años: '¡El momento más importante de mi vida!'

Thomas Wendt creció a unos centenares de metros del Muro de Berlín, levantado cuando él tenía 9 años. Durante los paseos en familia, veía a su padre 'enfadarse' cada vez que tropezaban con 'esa construcción infranqueable'.

La noche del 9 de noviembre de 1989 fue directo al puesto fronterizo más cercano. '¡Era una locura!', recuerda. Pasó al Oeste 'tan solo unos minutos después de que los guardias fronterizos levantaran la barrera'.

Del otro lado del muro, 'caí en brazos de todos los que querían abrazarme. ¡Perfectos desconocidos!', cuenta emocionado. '¡Fue el momento más importante de mi vida!', explica este experiodista de un semanario de Alemania del Este, 'no muy bien visto' por las autoridades.

El Oeste, en aquel momento, 'es un mundo agradable y fácil donde todo brilla'. Pero las complicaciones no tardaron en llegar. Acabó en el paro porque los periódicos de Alemania del Este fueron cerrando uno tras otro y al final terminó trabajando para una política socialdemócrata.

En la actualidad, ya jubilado, hace un balance agridulce de lo ocurrido. 'Tres cuartas partes de los alemanes del Este perdieron su empleo o tuvieron que cambiar' de profesión tras la caída del Muro, algo que los alemanes del Oeste 'subestimaban' cuando 'nos decían 'dejad de quejaros, no estáis tan mal''.