El papa Francisco desea introducir la condena de 'la posesión' de armas nucleares dentro de las enseñanzas de la Iglesia, según indicó este martes en el vuelo de regreso de Japón donde visitó Nagasaki e Hirosima, dos ciudades víctimas de la bomba atómica.
'Esto debe entrar en el catecismo de la Iglesia Católica, no solo el uso sino también la posesión' de armas nucleares, declaró durante la conferencia de prensa que tradicionalmente celebra de regreso de sus vuelos papales.
El pontífice argentino, contrario a las armas nucleares, condenó con fuerza en Hiroshima como 'crimen' el uso de la energía atómica con fines militares y denunció la lógica de la disuasión nuclear durante su visita a las dos emblemáticas ciudades japoneses.
'La locura de un gobierno puede destruir a la humanidad', advirtió el papa quien se dirigió en italiano a los cerca de 70 periodistas que lo acompañaban.
El pontífice argentino confesó que teme también un accidente nuclear porque no existe hasta ahora un sistema que garantice la total seguridad.
'Mi opinión personal es que no hay que usar energía nuclear hasta que su uso no sea totalmente seguro', agregó.
Interrogado por un periodista japonés sobre ese tema, el pontífice habló sobre todo de los 'riesgos'.
Francisco lamentó también que organizaciones internacionales, como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no hayan llegado a tomar decisiones para reducir los armamentos y evitar guerras.
'Si hay un problema con las armas y todos están de acuerdo para resolverlo de manera de evitar un incidente belicoso, todos votan a favor del 'sí', pero si uno solo, con poder de veto dice 'no', todo se detiene', explicó.
El pontífice criticó claramente 'la hipocresía de quienes producen armamentos'.
'Hay países cristianos o al menos de cultura cristiana, como los países europeos( ...) que hablan de paz y viven de las armas, eso se llama hipocresía', recalcó.
'Una nación debe tener el coraje de decir que no puede hablar de paz porque 'mi economía está ganando mucho con la fabricación de armas'', subrayó.
Para el jefe de la iglesia católica la paz en el mundo actualmente es 'muy frágil', reconoció.