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Tras los carteles luminosos y los resplandecientes rascacielos de Times Square en Nueva York, María Bega circula entre la multitud vestida como la princesa Ana de la película de Disney 'Frozen'.

Esta peruana de 32 años es una de las docenas de hombres y mujeres que intentan ganarse la vida disfrazándose de conocidos personajes en el corazón de la Gran Manzana.

Para muchos visitantes, estos animadores otorgan un encanto estrafalario al frenético barrio de los teatros, pero para algunos neoyorquinos simbolizan una pesadilla que debe evitarse a toda costa.

El comportamiento de estos artistas callejeros ha sido cuestionado, y ha puesto en el tapete la limpieza en décadas recientes de esta área antes conocida por sus salas de estriptís, espectáculos pornográficos y por la venta de cocaína y crack en sus calles.

Con sus luces brillantes y sus gigantescas tiendas, Times Square es un símbolo de la ciudad que nunca duerme y sus oportunidades. 'La selva de concreto donde se fabrican los sueños', como dice la canción de Alicia Keys y Jay-Z.

Pero para Bega la realidad es más bien una pesadilla. A veces solo gana 20 dólares por día a cambio de posar para fotografías con turistas.

'Vienes aquí a perder el tiempo, a congelarte de frío, y a veces no ganas suficiente para comer', dice Bega en español a la AFP, luciendo su disfraz celeste y un falsa trenza dorada.

Los animadores, en su mayoría provenientes de Sudamérica y Centroamérica, se disfrazan de personajes como Elmo, Lucas (Cookie Monster), el Hombre Araña, Hulk, Batman o Mickey Mouse.

Bega llegó a este trabajo a través de una amiga y tiene colegas de México, Colombia, República Dominicana, Guatemala y Ecuador.