Estados Unidos acusó el miércoles a Cuba y Venezuela de fomentar conflictos en Sudamérica, escenario en las últimas semanas de masivas protestas antigubernamentales en varios países.
El representante especial de Estados Unidos para los asuntos de Venezuela, Elliott Abrams, dijo que Caracas y La Habana usaron las redes sociales y otros medios para fomentar los disturbios, algo 'obvio' según registros de dominio público, afirmó.
'Se está empezando a tener pruebas de un esfuerzo de los regímenes en Cuba y Venezuela para exacerbar los problemas en Sudamérica', dijo a periodistas Abrams, que lidera en el Departamento de Estado el cerco diplomático para forzar la salida del poder del presidente izquierdista Nicolás Maduro.
Abrams señaló además la reciente expulsión de 59 venezolanos de Colombia por participar en manifestaciones masivas contra el presidente conservador Ivan Duque.
También citó acusaciones, negadas por La Habana, de que cubanos financiaron protestas contra la mandataria interina de derecha en Bolivia, donde el presidente izquierdista Evo Morales renunció en medio de alegaciones de fraude en su polémica búsqueda de la reelección.
Funcionarios estadounidenses también acusaron a Venezuela de incidir en las manifestaciones que han sacudido a Ecuador y Chile en el último mes y medio.
Las protestas, todas contra gobiernos aliados de Estados Unidos, dejaron más de 60 muertos y daños millonarios.
'Seguimos muy de cerca lo que los cubanos y los venezolanos están haciendo en toda Sudamérica', advirtió Abrams.
Estados Unidos considera que Cuba, su enemigo desde la revolución de Fidel Castro en 1959, es el principal sostén ideológico de Maduro, que sigue en el poder a pesar de que la mayoría de las naciones occidentales y latinoamericanas consideran ilegítimo su mandato tras numerosos informes de irregularidades en las elecciones de mayo de 2018.
Consultado sobre la campaña internacional promovida desde enero por Estados Unidos en respaldo del líder opositor venezolano Juan Guaidó, quien como jefe parlamentario invocó artículos de la Constitución y se proclamó presidente encargado con miras a organizar nuevas elecciones, Abrams descartó un cambio de rumbo.
'No, no tenemos un Plan B. Tenemos un Plan A. Creemos que funcionará', dijo.
'No puede haber solución a los terribles problemas que enfrentan los venezolanos diariamente mientras el régimen de Maduro esté en el poder, porque el régimen de Maduro creó esos problemas y los está exacerbando', dijo.
La ofensiva de la Casa Blanca incluye una batería de sanciones, entre ellas un embargo de facto al crudo de Venezuela, crucial para su economía, en aguda contracción desde 2013.
Abrams enfatizó que las medidas económicas estadounidenses no afectan la compra de alimentos ni medicinas, y destacó que el gobierno de Maduro prefiere destinar sus recursos a Rusia, China y Cuba antes que al bienestar de su población.
Estados Unidos culpa a Maduro de la debacle de la otrora potencia petrolera, que según la ONU ha dejado en los últimos años más de 4,6 millones de migrantes y refugiados, la mayoría en países vecinos.