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Republicanos y demócratas cerraban filas ayer antes de una histórica votación en el Congreso de Estados Unidos sobre el juicio político del presidente Donald Trump, quien se encamina a convertirse en el tercer mandatario del país en ser sometido a un proceso de destitución.

Menos de tres meses después del estallido del escándalo ucraniano, la Cámara de Representantes, controlada por la oposición demócrata, está lista para votar si acusa al presidente republicano de 'abuso de poder' y 'obstrucción del Congreso'.

El primer cargo es por pedirle a Ucrania investigar a su posible rival electoral en 2020 Joe Biden, reteniendo como forma de presión ayuda militar crucial para ese país que afronta una guerra con separatistas prorrusos. El segundo cargo es por bloquear los esfuerzos de los legisladores para investigar sus acciones.

El comité de reglas debatía ayer los ajustes técnicos finales y la votación en el pleno de la Cámara podría realizarse el miércoles.

Todo indica que los legisladores votarán según las líneas partidistas, reflejando la profunda división de la opinión pública. Según una encuesta de CNN/SSR, el 45% de los estadounidenses quiere que Trump sea destituido de su cargo, mientras el 47% se opone.

Un puñado de legisladores demócratas moderados, elegidos en circunscripciones favorables a Trump, han dicho que apoyarán el juicio del presidente, incluso si corren el riesgo de perder votantes.

'Mis años al servicio del ejército me han enseñado a poner a nuestro país primero, no a la política', dijo Mikie Sherrill, congresista de Nueva Jersey.

Solo dos de los 231 legisladores demócratas podrían no votar a favor de someter a Trump a juicio político y ninguno de los 197 congresistas republicanos ha anunciado hasta la fecha su apoyo al proceso de destitución del presidente.

Por lo tanto, es casi seguro que Trump será juzgado, lo que solo le ha sucedido a dos de sus predecesores: a Andrew Johnson en 1868 y a Bill Clinton en 1998.

'Ataque' de Trump. El mandatario estadounidense lanzó el martes un ataque furibundo contra la oposición demócrata, a la que acusó de librar una 'guerra abierta contra la democracia'.

En una carta en un tono extraordinariamente colérico remitida a Pelosi, en la que tilda los cargos en su contra de 'engañosos', 'sin valores' y 'absurdos', le acusa de 'minar la democracia' y le advierte que 'la historia la juzgará duramente'.