Manuel Marrero, el corpulento arquitecto a quien Fidel Castro encargó en 2004 convertir el turismo en la locomotora de la economía de Cuba, es desde este sábado el primer ministro de la isla, tras ser designado por el presidente Miguel Díaz-Canel con la anuencia del exmandatario Raúl Castro.
'Esta propuesta fue debidamente aprobada por el Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC)', dijo Díaz-Canel, al presentarlo ante el pleno de la Asamblea Nacional, que lo votó por unanimidad entre ovaciones. Su mandato es por cinco años.
Aunque militante del PCC, a diferencia de muchos dirigentes cubanos, Marrero no es miembro de su Comité Central, y por lo tanto, tampoco del selecto Buró Político, como sí lo son algunos de sus nuevos viceprimeros ministros.
De 56 años, locuaz y con una pequeña barba entrecana, Marrero se desempeñaba como ministro de Turismo desde 2004. Permaneció allí durante toda la gestión de Raúl Castro y continuó en 2018 con Díaz-Canel.
A partir de ahora será jefe de gobierno y asumirá la tarea en momentos de elevadas tensiones con Estados Unidos.
El retorno del cargo de primer ministro, que no existía en Cuba desde 1976, forma parte de un proceso de relevo generacional y descentralización del poder en la isla socialista.
Justo después de su presentación, Marrero recibió un apretón de manos de Raúl Castro, líder del único y gobernante PCC.
Marrero empezó su carrera en el gobierno en 1999 como vicepresidente del poderoso Grupo Hotelero Gaviota, de las Fuerzas Armadas. Un año después fue presidente de esa entidad, responsabilidad que ocupó hasta ser designado ministro de Turismo.
'A lo largo de su trayectoria laboral y como cuadro, (Marrero) se ha caracterizado por su modestia, honestidad, capacidad de trabajo, sensibilidad política y fidelidad al partido y a la revolución', dijo Díaz-Canel.
El nuevo primer ministro 'ha conducido de manera destacada el sector del turismo, que constituye una de las principales líneas de desarrollo de la economía nacional', agregó el mandatario.
'Dotes para la interlocución'
Según la Nueva Constitución en vigor desde abril, el primer ministro no sólo será el jefe de los ministros, con capacidad para 'designar o sustituir directivos y funcionarios' de la administración central del Estado, sino que también controlará el trabajo de los gobernadores provinciales, otro nuevo cargo restituido por la Carta Magna.
Según Díaz-Canel, los casi 16 años al frente del ministerio del Turismo le han permitido a Marrero una 'permanente interacción con el resto de los organismos de la administración central del Estado, el sistema empresarial, gobiernos provinciales'.
Precisamente en el turismo es donde más se registran inversiones extranjeras en la isla y Marrero cuenta con 'una rica experiencia en negociaciones con contrapartes extranjeras' y ha participado en 'eventos internacionales, demostrando su habilidad, firmeza y dotes de interlocución'.
Durante su gestión ha debido interactuar con inversionistas europeos, los principales socios comerciales de la isla, y el sector turístico se ha convertido en un importante motor económico del país.
Pocos cambios
El comandante Ramiro Valdés, de 87 años, el único histórico de la generación fundacional de la revolución que quedaba en el gobierno con el cargo de vicepresidente del Consejo de ministros, fue ratificado como viceprimer ministro, un cargo equivalente.
Roberto Morales, Jorge Luis Tapia, Inés María Chapman y Ricardo Cabrisas también pasaron de vicepresidentes del Consejo de Ministros a viceprimeros ministros.
A ellos se sumó como viceprimer ministro Alejandro Gil, actual ministro de Economía, que compaginará las dos funciones.
De los 26 ministros o presidentes de organismos con rango ministerial, 20 fueron ratificados, y seis removidos, en las carteras de industria, Trabajo y Seguridad Social, Turismo, Banco Central, Industria Alimentaria y Energía y Minas.