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Interpelado por la Asociación de Jugadores Profesionales de Fútbol (PFA) luego de los gritos racistas durante el partido entre el Tottenham y el Chelsea, el gobierno inglés indicó el lunes que no descartaba 'tomar nuevas medidas si fuese necesario' para combatir ese problema.

El domingo, poco después de la hora de juego, el defensor del Chelsea Antonio Rüdiger avisó al árbitro de que estaba siendo objeto de insultos racistas procedentes de las tribunas, minutos después de la expulsión del delantero del Tottenham Son Heung-min por un mal gesto sobre el jugador alemán.

Ello ocasionó una breve interrupción del juego y en tres ocasiones el 'speaker' hizo un llamamiento al cese de los gritos racistas.

El Tottenham prometió al término del partido que llevaría a cabo 'una investigación profunda' y que los culpables serían castigados con severidad.

En un comunicado publicado este lunes, el club londinense aseguró que, 'tras haber estudiado las imágenes de videovigilancia' y de haber contratado a 'personas capaces de leer los labios', los resultados no son 'concluyentes', por lo que se volverán a estudiar estos elementos junto con la policía.

Por la noche, el diario The Guardian informó que el domingo la policía detuvo a un hincha por gritos racistas, pero se trataría de un aficionado del Chelsea que lanzó sus insultos contra Son Heung-min y que habría sido denunciado por los propios seguidores 'Blues'.

La policía londinense confirmó a la AFP la detención de una persona, pero no precisó si se trataba de un hincha 'spurs' o del Chelsea.

El caso dio el salto a los mentideros políticos. El ministro de Deportes, Nigel Adams, que había tuiteado el domingo por la noche su apoyo a la investigación iniciada por los 'Spurs', y aseguró que hablaría con la dirección del club.

'Medidas inmediatas y urgentes'

Pero este lunes, la PFA apeló 'al gobierno a llevar a cabo una investigación sobre el racismo y el alza de los crímenes de odio en el fútbol, y a tomar medidas inmediatas y urgentes'.

Un portavoz del Primer Ministro aseguró que el ejecutivo iba a 'continuar trabajando con las autoridades sobre este caso, (...) y no descartamos tomar nuevas medidas si fuese necesario', afirmó sin precisar cuáles serían.

'La Federación Inglesa, la Premier League y la liga inglesa de fútbol aumentaron considerablemente sus esfuerzos pero esperamos que sigan haciendo de ese caso una prioridad', prosiguió el portavoz.

El problema del racismo en los estadios es un sujeto sensible en Inglaterra, y la propia selección inglesa tuvo que hacer frente a ello en Bulgaria durante las eliminatorias de la Eurocopa-2020 en octubre pasado.

Los jugadores negros ingleses fueron objeto de gritos de mono y el partido fue interrumpido en varias ocasiones.

Pero en Inglaterra tampoco son raros los incidentes de ese tipo, aunque habitualmente proceden de un puñado de individuos y no de centenares como en Bulgaria.

Recientemente, durante el derbi de Mánchester a comienzos de diciembre, un aficionado del City fue filmado imitando a un mono ante el volante brasileño del United Fred. Un día después fue detenido.

Los clubes ingleses mantienen generalmente políticas muy firmes y expulsan de por vida de sus estadios a sus aficionados culpables de comportamientos racistas u homófobos.