El dirigente socialista español Pedro Sánchez (PSOE) defenderá el sábado su candidatura para ser investido la próxima semana por el Congreso español como presidente de un gobierno de coalición de izquierdas avalado por parte del independentismo catalán.
Después de ocho meses de bloqueo político y una repetición electoral entre medio, al jefe de gobierno en funciones dispone a priori de los votos tras una serie de pactos que encendieron las alarmas de la oposición de derechas.
Ganador de las elecciones de noviembre pero sin mayoría absoluta, Sánchez cerró un acuerdo con la izquierda radical de Podemos para formar un gobierno de coalición, pero también necesitaba del aval de varias formaciones regionales.
La más ardua fue la del partido separatista catalán Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), que el jueves anunció que sus 13 diputados se abstendrán a cambio de 'una mesa de negociación' entre gobierno central y regional para solucionar la larga crisis política en Cataluña.
En cualquier caso, el socialista no obtendría la mayoría absoluta necesaria para ser investido en primera votación el domingo y debería esperar a una segunda ronda el martes, cuando le basta tener más síes que noes.
Coalición inédita
El debate comenzará el sábado a las 09H00 (08H00 GMT) y se prorrogará hasta el martes con una pausa el lunes para la fiesta de la Epifanía, cuando los niños españoles reciben los regalos de Navidad.
Se inaugurará con la intervención de Sánchez que, previsiblemente, desgranará el programa acordado con Podemos para el primer gobierno central de coalición en España desde el fin de la dictadura de Francisco Franco en 1975.
En julio, después de las elecciones de abril ganadas por Sánchez, las discrepancias entre ambos partidos impidieron este pacto y provocaron la repetición electoral.
Entre las medidas pactadas ahora figuran la subida de salarios e impuestos, la regulación de los alquileres ante el fuerte encarecimiento en Madrid o Barcelona y la derogación parcial de una reforma aprobada por los conservadores en 2012 para liberalizar el mercado laboral.
El programa fue recibido con 'honda preocupación' por la principal patronal CEOE, que denunció unas medidas 'más cerca del populismo que de la ortodoxia económica'.
Los conservadores del Partido Popular (PP) denunciaron que el pacto supone 'un paso atrás' para terminar con las medidas implementadas durante la crisis por su antiguo líder Mariano Rajoy, desbancado en junio de 2018 por Sánchez con una moción de censura.
La cuestión catalana
Pero las críticas más duras respondieron al pacto con ERC, cuyo líder Oriol Junqueras está cumpliendo 13 años de prisión por sedición y malversación por su papel en el intento fallido de secesión de Cataluña de octubre de 2017.
La sentencia de cárcel contra él y otros ocho dirigentes del Tribunal Supremo a mediados de octubre generó fuertes protestas, a veces violentas, en esta región de 7,5 millones de habitantes dividida sobre la independencia.
El líder del PP, Pablo Casado, aseguró que el acuerdo 'liquida la soberanía nacional' y la extrema derecha Vox, aupada como tercera fuerza en las elecciones, lo tildó de 'traición'.
El pacto contempla la creación en dos semanas de 'una mesa de diálogo' cuyos futuros acuerdos se someterán 'a consulta de la ciudadanía de Cataluña' aunque los socialistas descartan que sea un referéndum de autodeterminación.
Parte del independentismo lo consideró insuficiente, entre ellos el partido del expresidente catalán Carles Puigdemont y su sucesor Quim Torra, Juntos por Cataluña, que debería participar en la negociación al gobernar la región con ERC.
La presión sobre esta formación se vio incrementada por una decisión el viernes por la tarde de la autoridad electoral española que puede privar de su cargo presidencial a Torra.
ERC anunció una reunión extraordinaria de su ejecutiva el sábado para 'analizar la decisión de la Junta Electoral (...) y valorar las consecuencias en el calendario político inmediato'.
Si supera la investidura el martes, el PSOE prevé la formación del gobierno esa misma semana y terminar con el bloqueo político.
Otra cosa es despejar la inestabilidad causada por la fragmentación del panorama político, con cuatro elecciones en cuatro años.
Socialistas y Podemos contará únicamente con 155 diputados de 350 en el Congreso y deberán negociar a múltiples bandos para sacar adelante su programa.
'El paisaje político sigue siendo complicado. El nuevo gobierno estará en minoría y las tensiones en Cataluña podrían reavivarse otra vez', indicó Steven Trypsteen, analista del think tank del banco ING.