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Miles de manifestantes en Irak gritaron este viernes consignas contra Irán y Estados Unidos, cuyos enfrentamientos recientes en suelo iraquí han eclipsado el movimiento de protesta contra el gobierno.

En la plaza Tahrir de Bagdad, igual que en otras ciudades del sur de Irak, miles de personas salieron a la calle al grito de '¡No a Irán! No a Estados Unidos!' en las manifestaciones más multitudinarias de las últimas semanas, indicaron periodistas de la AFP.

Desde hace varios días circulaban llamamientos en las redes sociales para retomar este viernes diez de enero (10/01) el movimiento de protesta que había empezado el 1 de octubre de 2018 (01/10).

La madrugada del viernes hubo enfrentamientos entre policías y manifestantes en Kerbala (sur) así como varios manifestante detenidos en Basora (sur), indicaron periodistas de la AFP.

Desde hace más de tres meses, los iraquíes denuncian a sus dirigentes, a los que acusan de ser 'incompetentes' y 'ladrones'.  Según la oenegé Transparencia Internacional, Irak es el duodécimo país más corrupto del mundo.

Desde hace semanas los dirigentes de Irak intentan ponerse de acuerdo para nombrar a un sustituto del primer ministro Adel Abdel Mahdi, que dimitió junto a su gobierno.

'Reanudando las manifestaciones demostramos nuestro apego a las reivindicaciones de la revolución de octubre, es decir que nuestros dirigentes dejen de acaparar los recursos de nuestro país', dijo a la AFP Haydar Kazem, un manifestante en Nasiriya (sur).

El movimiento que empezó de manera espontánea fue duramente reprimido por las fuerzas de seguridad, con unos 460 muertos (en su mayoría manifestantes) y más de 25.000 heridos, muchos de los cuales quedaron inválidos.

Muchos manifestantes son además víctimas de asesinatos, secuestros e intimidación.

Tanto el gobierno iraquí como las fuerzas de seguridad están dominadas por los proiraníes. El parlamento reclama la salida del país de las tropas estadounidenses que las facciones pro-Irán consideran una 'fuerza de ocupación'.

Sin embargo los manifestantes denuncian la influencia de Irán y piden sobre todo mejores condiciones de vida en este país petrolero, donde un joven de cada cuatro está en paro y uno de cada cinco vive bajo el umbral de pobreza.