Tras casi dos años de conflicto, Estados Unidos y China, las mayores economías del mundo, firmaron ayer una tregua que genera alivio en todo el mundo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien esta jaqueado por un juicio político que puede costarle el cargo, calificó de 'trascendental' el acuerdo.
No obstante, los aranceles sobre productos importados en cientos de miles de millones de dólares seguirán vigentes, por lo cual los consumidores y empresas estadounidenses deberán seguir pagando la cuenta.
El acuerdo, llamado de 'fase uno', incluye el compromiso de China de elevar sustancialmente sus compras de productos estadounidenses, proteger la tecnología estadounidense y aplicar nuevos mecanismos de cumplimiento de normas comerciales.
'Hoy damos un paso trascendental que nunca hemos dado antes con China' y que asegurará 'un comercio limpio y recíproco', dijo Trump en la ceremonia del firma del texto en la Casa Blanca.
La distensión de las fricciones entre ambas potencias animó a los mercados en las últimas semanas, en tanto la imposición de nuevos aranceles salió de escena.
Trump firmó el acuerdo con el viceprimer ministro de China Liu He, que fue el principal negociador de Pekín. Trump también agradeció al líder chino Xi Jinping y dijo que visitaría a China en un futuro no muy lejano.
'Las negociaciones fueron duras', dijo Trump pero condujeron a un resultado 'increíble'.
No obstante dijo que la eliminación de los aranceles será posible 'si conseguimos alcanzar la fase dos' del acuerdo. 'Los voy a dejar. De no ser así, no tendría cartas para negociar', admitió.
En una carta a Trump, leída por Liu, Xi dijo que el acuerdo 'es bueno para China, para Estados Unidos y para el mundo entero'.
No obstante los asuntos más delicados quedaron para ser resueltos en la 'fase dos' de las negociaciones. Entre esos asuntos pendientes, se cuentan los enormes subsidios a las industrias estatales.
Un par de horas antes de la firma, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, presionó a Pekín a mantenerse en la mesa de negociaciones y hacer mayores concesiones, entre ellas algunas sobre ciberseguridad y acceso de firmas estadounidenses a China, para que Washington pueda aliviar los aranceles vigentes.
'En la fase dos habrá reducciones adicionales', dijo Mnuchin a la cadena CNBC. 'Eso le da a China un gran incentivo para volver a la mesa y aceptar asuntos adicionales que aún no están resueltos', dijo.
No obstante, elementos del acuerdo que Washington considera como logros, efectivamente llevan la relación entre las superpotencias al mismo lugar en que estaban cuando Trump entró en la Casa Blanca en 2017.
'La primera fase del acuerdo entre Estados Unidos y China es en esencia una tregua comercial, con grandes compras dirigidas por el Estado como añadido', aseguró la economista Mary Lovely. Agregó que 'la tregua es una buena noticia para Estados Unidos y para la economía mundial'. Advirtió, sin embargo, que 'se seguirá viendo el impacto de esto en costos más elevados de las empresas e inversiones más lentas'.