El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó ayer el T-MEC, el nuevo acuerdo comercial negociado durante tres años con México y Canadá para reemplazar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), anticipando un 'futuro glorioso' para la industria estadounidense.
'Hoy finalmente estamos terminando la pesadilla del TLCAN', dijo Trump en la Casa Blanca al rubricar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual considera un triunfo histórico para los trabajadores de Estados Unidos.
La promulgación del T-MEC fue el último acto del largo proceso que comenzó con la llegada del presidente republicano a la Casa Blanca en enero de 2017, hasta la adopción final por el Congreso estadounidense del texto a mediados de enero luego de un año de negociaciones con la oposición demócrata.
El T-MEC reemplazará TLCAN vigente desde 1994, que tanto Trump como muchos sindicatos en Estados Unidos veían nefasto para el empleo estadounidense.
Según analistas, el T-MEC conserva muchos elementos del TLCAN, un gigantesco acuerdo que unió a los tres países en una compleja red de reglas y servicios comerciales, aumentando en general el crecimiento y elevando el nivel de vida en América del Norte.
Pero el T-MEC introduce cambios. Modifica las reglas de contenido en la fabricación de automóviles para impulsar la generación de empleo en Estados Unidos y requiere salarios más altos para algunos trabajadores automotrices mexicanos.
También cambia pautas del comercio electrónico, la protección de la propiedad intelectual y la solución de controversias para los inversores, además de imponer disposiciones laborales más estrictas, que requirieron reformas en la normativa mexicana.