El Presidente de la República italiana Sergio Mattarella baja de un automóvil blindado acercándose con mascarilla de seguridad al Altar de los Héroes de la Patria en Roma para colocar la corona simbólica que cada 25 de Abril, recuerda las víctimas y los patriotas que dieron su vida por liberar Italia del Régimen y la ocupación Nazi Fascista durante la Segunda Guerra Mundial.
75 años después se celebra el magno evento en cada plaza italiana, con la presencia de un alcalde y dos o tres funcionarios al máximo.
Sólo la corneta de un soldado o músico puede interrumpir el silencio bajo las notas de 'Bella Ciao', himno universal de la Resistencia italiana.
Mientras millones de italianos presenciaron por televisión y redes sociales los eventos de cada municipalidad, el discurso presidencial se alineaba con el resto de los mandatarios: 'Los valores de la Resistencia son nuestra reserva ética, juntos podemos lograrlo en este duro momento de dificultad. Hago un llamado a la unidad, lo estamos demostrando, no hay espacio para divisiones políticas', exhortando a emplear el coraje de los jóvenes partisanos, hombres y mujeres entre los 14 y 23 años que lucharon 75 años atrás por liberar Italia, algunos ancianos lúcidos sobrevivientes que luchan por no contagiarse y seguir divulgando sus principios, otros apenas fallecidos a raíz de la pandemia.
A distancia de 75 años esta Fiesta de la Liberación italiana se ha advertido en toda Europa como un acto colectivo. No sólo desde los balcones de toda Italia, sino también desde los balcones de diversas naciones que se han apropiado de la canción emblemática 'Bella Ciao', cantándola en todas las lenguas de la Unión Europea, demostrando que la lucha contra el Covid 19 está aplastando la individualidad.
Aquel 25 de abril de 1945, el país entero celebró la reconquista de su país aún a costo de duros sacrificios, del hambre, de la violencia y la ruina económica. No obstante, esos 6 años de guerra, el legado en la memoria colectiva del pueblo italiano fue La unión y la libertad. Y hoy permanecen intactos.
Por consiguiente, al igual que en el pasado, se combate por la necesidad de rescatar ese espíritu de reconstrucción, con la misma dignidad que permitió a los italianos después de la II Guerra de sacar un país de la pobreza y llevarlo a convertirse en una potencia industrial, con derechos garantizados para todos, entre estos, la sanidad pública y la educación.
A diferencia de aquel entonces la libertad democrática no está amenazada, pero queda demostrado que tanto la recuperación económica como la del tejido social no son actos individuales sino obra la colectividad.
De hecho, este será el legado que aprovecharán las generaciones más jóvenes que están viviendo la pandemia, no será el regresar a la antigua normalidad lo que realmente impulsará a salir de la situación actual, sino el compromiso ético de trabajar para reconstruir un mundo mejor del que estábamos acostumbrados. La historia somos nosotros y está conformada por lucha y determinación. Feliz 25 de abril.