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Cuando suena una puya o un mapale Jessica González, como buena barranquillera, empieza a 'bailar arrebatao'. Jessica, quien se define como amante del Carnaval y de la bacanería –que distingue muy bien de la chabacanería– hizo historia el pasado domingo, tras convertirse en la primera mujer afrolatina en ocupar un escaño o una curul en el parlamento catalán.

Un paso gigante en su propia carrera política, pero que le causa 'sentimientos encontrados'. En diálogos con EL HERALDO, Jessica afirmó que 'por una parte es muy decepcionante que yo sea la primera mujer afro que entra a una institución tan importante como el parlamento catalán, es increíble que haya pasado tanto tiempo, tantas migraciones, y aun no se reivindique esa deuda histórica que tienen los españoles con nosotros. Por otro lado, es decir que ya rompimos esa veta, se ha roto un poco esta anomalía democrática, me da alegría poder ser referente para personas jóvenes, sobre todo, para que entiendan que las instituciones también son nuestras, que la juventud esta lista para representarnos'.

Nacida y criada en el corazón de la Ciudadela 20 de Julio, pasó su adolescencia en el barrio Alto Prado y hace 14 años viajó a Barcelona, donde se radicó y empezó su lucha por las causas sociales. Asegura que trabaja la política desde 'su alegría Caribe', porque desde el día uno que llegó al país ibérico ha trabajado para mantener intacta esa parte de su ser. 'Ser caribe es un estado del alma, una forma de ver la vida, de resiliencia y alegría constante. Los barranquilleros somos carnaval, sí, pero no es lo único que nos define, también somos el espíritu y el talante que esta en este mundo de forma crítica, de forma constructiva y creativa'.

Jessica con su 'bacanería barranquillera' se formó como politóloga en la Universidad Pompeu Fabra. Luego, obtuvo una beca en la Universidad de Ohio de Estados Unidos y donde continuó con estudios en Comunicación y Cambio Social. Desde ese momento, comenzó a formar parte de movimiento activistas, que invitan a reflexionar sobre temas como el feminismo y la cultura, así se convirtió en diputada de los catalanes.

'Soy feminista', reconoce la barranquillera asegurando que 'todo el mundo debería serlo'. 'Para mí el feminismo no es una ideología, es una cuestión de derechos y de prácticas diarias y concretas. No se necesita ser una gran defensora para en la vida diaria visibilizar las desigualdades a las que estamos expuesta las mujeres y la manera de revertirlas desde las instituciones, del trabajo, desde las propias relaciones', explicó.