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El cuerpo de David Saunders, un veterano de guerra estadounidense de 98 años que murió a causa del covid-19, fue diseccionado frente a espectadores que pagaron en una 'Exposición de rarezas y curiosidades' en Oregon. Sin embargo, este no era su deseo final.

'En lo que a mí respecta, es horrible, poco ético y simplemente no tengo las palabras para describirlo', dijo Elsie Saunders, esposa de David, al enterarse que el cuerpo de su pareja, quien pensó que había sido donado para la ciencia, terminó lucrando a personas inescrupulosas que se aprovecharon de la situación.

'Tengo todo este papeleo que dice que su cuerpo se usaría para la ciencia, nada sobre esta comercialización de su muerte', expuso la mujer en The Advocate.

El descubrimiento de este caso se dio el 17 de octubre cuando una estación en Seattle envió a un reportero encubierto a una disección organizada por DeathSciencie.org. En el lugar, el periodista vio que el brazalete que tenía el cuerpo en su muñeca decía David Saunders y era presentado como un hombre de 86 años.

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Inmediatamente, el reportero inició una investigación y contactó a Elsie Saunders para informar que el cuerpo de su esposo había sido diseccionado en un evento por el cual las personas pagaron hasta 500 dólares por asiento.

El hecho dejó desconcentrada a la mujer, quien no entendió en un principio lo que había sucedido, pues ella había donado el cuerpo a una organización llamada Med Ed Labs de Las Vegas, luego que la Universidad Estatal de Louisiana se negara a recibir el cadáver porque su esposo había fallecido de covid-19.

Elsie comentó a medios locales que se confió de lo expuesto en el sitio web de Med Ed, el cuál decía que había sido 'establecido para brindar educación y capacitación médica y quirúrgica para el avance de la innovación en medicina'.

De acuerdo con el gerente de Med Ed, la compañía nunca había trabajado con Death Science, pero se confiaron porque su fundador afirmó que el cuerpo sería usado para una clase de medicina.

Sin embargo, todo fue diferente y la empresa terminó vendiendo los boletos para asistir a la disección entre 100 y 500 dólares a personas que ni siquiera trabajaban o estudiaban medicina.

Jeremy Ciliberto, fundador de Death Science, expuso en un comunicado que generalmente pagaba más de 10 mil dólares (alrededor de $38 millones de pesos) por un cadáver y que en este caso el cuerpo había sido donado con 'fines de investigación, médicos y educativos'.

Además agregó que los responsables del hecho debía ser la empresa Med Ed, quienes aseguraron que el cuerpo había dado negativo para coronavirus.

Finalmente, las buenas intenciones que tenían Elsie y David se vieron empañadas por este grupo de personas. 'Él pensó que la donación de su cuerpo era un acto de patriotismo, porque tal vez se usaría para ayudar a alguien más', expresó Saunders.