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Sin mayores avances de diálogos, ni intención de bajar la guardia o proceder a un desescalamiento del conflicto. Así han transcurrido tres meses desde que el gobierno ruso liderado por Vladimir Putin decidió invadir Ucrania.

En febrero el mundo estaba a la expectativa de lo que podría pasar en este conflicto, que más que llevarse en el terreno militar, como suele suceder en las guerras, se ha transformado en una batalla informática, respaldada por varios países, entre ellos Estados Unidos, China y el bloque europeo.