Los lentes de contacto son la alternativa perfecta para las personas que son diagnosticadas con miopía o astigmatismo y no desean utilizar gafas.
Por ello, deben ser usados con cierto cuidado. Sino, puede suceder lo que debió vivir una mujer de 70 años, quien terminó con 23 lentes de contacto en la cuenca de uno de sus ojos.