Pocas semanas antes del bombardeo que pondría su vida en jaque, la escritora Victoria Amelina, a través de sus redes sociales, enumeraba incesante y meticulosa el día a día en ciudades invadidas por un fenómeno dentro del fenómeno: mientras buena parte de Ucrania seguía -y sigue- en un frente de defensa contra el poder bélico de Rusia, ciudades enteras se vieron inundadas por el colapso de la represa de Nova Kakhovka.