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Venezuela se enfrenta el próximo domingo 28 de julio a una jornada clave para definir su futuro: las elecciones presidenciales. Un panorama marcado por la incertidumbre de si el chavismo reconocerá o no los resultados. 

De hecho, el martes Nicolás Maduro se refirió a la advertencia sobre que habrá un 'baño de sangre' en ese país si pierde las elecciones presidenciales. Aseguró que fue una 'reflexión' y -añadió- que si alguien se asustó por esta declaración que 'se tome una manzanilla'.

'Yo no dije mentiras, solo hice una reflexión, el que se asustó que se tome una manzanilla porque este pueblo de Venezuela está curado de espanto y sabe lo que estoy diciendo, y en Venezuela va a triunfar la paz, el poder popular, la unión cívico-militar-policial perfecta, aquí no viene (Javier) Milei', dijo el mandatario en un acto de campaña transmitido por el canal estatal VTV.

Mientras Maduro sienta esta postura, su hijo, Nicolás Maduro Guerra, señaló que de perder las elecciones entregarán el poder, pero haciendo una férrea oposición.

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En diálogo con el diario El País de España, el hijo del presidente aclaró que de perder, serán una piedra en el zapato para el Gobierno entrante: “Nosotros vamos a ganar, te lo ratifico (…) (pero) si todo acaba para ser oposición, somos. Yo no sé si nos aguantan de oposición, somos un fastidio”. 

Aseveró que la historia ha demostrado que el chavismo reconoce los resultados electorales: 'La historia ha demostrado que el día que nosotros no ganamos, nosotros reconocemos. Siempre, todas las elecciones, cada una”, dijo Nicolás Maduro Guerra.

Por ahora, el hijo del mandatario confía en el 'apoyo' de la gente, pues asegura que lo que se está viendo en Venezuela se asemeja a cuando fue reelecto Hugo Chávez: 'Lo que vemos en la calle yo no lo veía desde 2012, cuando fue reelecto Hugo Chávez, lo tengo que confesar. Esta campaña se asemeja mucho a esa efervescencia que vi entonces', puntualizó.