Estados Unidos celebra hoy el 45 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, hito que colocó al país en la vanguardia de la exploración espacial y que ahora le hace soñar con un próximo ‘gran salto’ hacia las profundidades del Sistema Solar.
El 20 de julio de 1969 todo el mundo pudo ver cómo el astronauta Neil Armstrong abría la escotilla del módulo lunar Eagle y descendía lentamente por la escalerilla antes de poner un pie, por vez primera, en la superficie de nuestro satélite.
Le siguió Buzz Aldrin, mientras que el tercer miembro de la histórica misión Apolo 11, Michael Collins, permanecía orbitando la Luna en la cápsula Columbia que les traería felizmente de vuelta a la Tierra.
Se calcula que unos 530 millones de personas contemplaron el acontecimiento en directo gracias a la televisión y fueron testigos de una hazaña que ha sido comparada con el descubrimiento de América.
El alunizaje le permitía a EEUU, en plena Guerra Fría, contrarrestar la ventaja que la Unión Soviética le había sacado en la primera década de la carrera espacial.
Los éxitos de los soviéticos con el lanzamiento del primer satélite al espacio, el Sputnik (en 1957), y el primer vuelo tripulado por un hombre (Yuri Gagarin, en 1961) llevaron al presidente John F. Kennedy a fijar como objetivo nacional, en su famoso discurso de 1961, el envío de un hombre a la Luna.
Durante las más de dos horas que duró el paseo lunar de Armstrong y Aldrin, los dos estadounidenses instalaron una cámara de televisión para grabar imágenes de la Tierra, tomaron fotos, desplegaron varios experimentos y recogieron 22 kilos de rocas.
Además, dejaron placas en memoria de los astronautas de la misión fallecidos, un disco con mensajes procedentes de 73 países y plantaron la bandera de EEUU. Efe