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El rey Felipe VI decidió que ninguno de los partidos políticos tiene apoyo suficiente para formar un gobierno en España, lo que sienta las bases para que se vuelva a votar en junio, seis meses después de que los electores pusieran fin al tradicional sistema de dos partidos.

El monarca anunció su decisión en una declaración después de pasar dos días reuniéndose con dirigentes políticos, sobre todo del Partido Popular conservador, el Partido Socialista Obrero Español, de centro-izquierda; el Partido Podemos, de extrema izquierda, y Ciudadanos, que simpatiza con el sector privado.

La decisión del rey significa que ningún partido será capaz de formar un gobierno de minoría o de coalición que tome control de la cámara baja del parlamento de 350 miembros para el 2 de mayo, lo que desencadena una nueva votación para el 26 de junio.

España ha estado políticamente paralizada desde la elección nacional del 20 de diciembre que catapultó a Podemos y Ciudadanos como partidos emergentes en sólida tercera y cuarta posición, respectivamente, después de décadas de alternancia entre el Partido Popular y el PSOE.

Los movimientos emergentes recibieron los votos de los ciudadanos hartos de años de desempleo elevado, corrupción aparentemente interminable que empañó al PP y a los socialistas, y planes de austeridad impopulares que recortaron el preciado servicio médico nacional y la educación pública.

Las encuestas dejan entrever que una nueva elección —la primera vez que esto ocurre en España desde que se restauró la democracia en 1978— tiene pocas probabilidades de superar el estancamiento y en cambio podría prolongarlo hasta mediados de año, lo que podría llevar a otra elección más.

España nunca ha tenido un gobierno de coalición a nivel nacional. Los socialistas rechazaron la propuesta del jefe de gobierno Mariano Rajoy de una gran coalición como ha ocurrido en muchos otros países europeos.

Los analistas pronostican que el partido de Rajoy, conocido como el PP, volverá a ocupar el primer sitio en los comicios de junio, pero seguirá sin conseguir los votos que requiere para recuperar la mayoría parlamentaria que disfrutó de 2011 a 2015.

El PSOE quedó segundo, Podemos se ubicó en tercer sitio, Ciudadanos finalizó cuarto y un puñado de partidos pequeños también obtuvieron escaños en la cámara baja de 350 escaños en el parlamento.

La fragmentación de los asientos legislativos hizo que, por primera vez en la historia de España, fuera crucial para los partidos el negociar alianzas con el fin de integrar una coalición o formar un gobierno minoritario, pero no lo lograron a pesar de que estuvieron negociando durante meses.

Antonio Barroso, analista radicado en Londres con la consultoría Teneo Intelligence especializada en riesgos políticos, dijo que, en esta etapa, las encuestas sugieren una imagen muy similar a la que surgió después de las elecciones del 20 de diciembre, con el PP dominando la votación y, en forma crucial, un parlamento igual de fragmentado.