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A plena luz del día, cuando las agujas del reloj marcaban las 9:30 de la mañana del domingo, un par de ladrones, una vez más, se preciaron del retorcido ingenio con el que cuenta la delincuencia local para cometer sus fechorías.

La puerta de acceso a la sala de espera del área de Urgencias del Centro de Salud San Camilo del barrio La Paz permanece siempre cerrada y es por ello que los dos antisociales simularon una emergencia de salud para ingresar hasta las instalaciones.

Según el informe entregado por funcionarios de al área administrativa, la mañana del domingo había transcurrido en total tranquilidad hasta que estos dos sujetos se acercaron a la puerta, tocaron con insistencia para llamar la atención del guarda de seguridad que creyó en la pantomima montada por los asaltantes, uno de los cuales simuló un fuerte dolor abdominal para burlar la seguridad.

El engaño. De acuerdo con las versiones entregadas por el padre Cirilo Swinne y por Orlando Bastidas, subdirector del centro asistencial, al abrir la puerta el vigilante y mientras estaba distraído volviéndola a cerrar, el compañero del que simulaba el dolor, desenfundó un arma de fuego encañonó al vigilante.

'Las personas que estaban ahí en ese momento se tiraron al suelo y el vigilante con el arma en la cabeza no pudo hacer nada. Algunos se metieron corriendo a urgencias. El susto fue tremendo y es muy preocupante que esto pase aquí donde hay enfermos y heridos', indicó el sacerdote.

'Tengo entendido que el sujeto lo encañonó y le dijo ‘no hagas nada porque te mueres’. Estaba un enfermero y uno que otro paciente que corrió para dentro de urgencias', relató Orlando Bastidas, subdirector científico del Centro de Salud San Camilo.

Según Bastidas, los asaltantes se llevaron un revólver calibre 32 de dotación del vigilante y un celular de alta gama a un enfermero que se encontraba en la sala en el momento del asalto. Los delincuentes una vez se hicieron con el arma y el celular sin esculcar más se dieron a la fuga.

El salvaje oeste. En opinión del padre Cirilo Swinne, director de la Fundación C Camilo y gestor de grandes y profundos cambios sociales en todo este sector, el barrio La Paz se ha convertido en una especie de Wild West (salvaje oeste), donde impera la ley del más fuerte y todo el mundo porta armas, 'sobre todo los malos', aseveró el padre.

Para Bastidas, los médicos que laboran en el centro de salud se encuentran muy preocupados por la situación de inseguridad que en este momento se vive en el entorno. 'Nosotros transitamos por acá casi a diario y esto está muy peligroso con los atracos. Estamos solicitando mayor presencia de las autoridades porque esto está muy difícil por aquí', sostuvo.

Vecinos entrevistados por este medio coincidieron con el concepto del padre, aunque estos forajidos tropicales, no anden montados en caballos, en ajustados jeans, ni con botas de cuero y cananas al cinto desafiándose entre sí para ver quién es el más rápido, como enseña ese imaginario extraído de las películas sobre la cultura del salvaje oeste.

Un cartucho local. De acuerdo con los vecinos, los delincuentes que vienen azotando este sector son apenas unos muchachitos con la cara todavía afectada por el acné, con la tarjeta de identidad todavía sin caducar, que se la pasan consumiendo sustancias ilegales en una zona cercana conocida por la comunidad como la Calle del Cartucho.

'Es que por aquí hay mucha pandilla, pelaos viciosos y coletos que se la pasan atracando. Esto está muy peligroso', indicó una propietaria de un local comercial ubicado en esta zona.

Mario Patiño, un habitante de hace más de 30 años de este barrio, afirmó que los atracos, los robos de celulares, el asalto a las tiendas son el pan de cada día en este barrio

'Lo que pasa es que aquí cerca está la Calle del Cartucho y esos pelaos andan con armas hechizas, con revólver, pistolas, con navajas y cuchillos. Esto está mejor dicho terrible, la inseguridad está insoportable y todo para irse allá al Cartucho a consumir droga', indicó un miembro de la comunidad.

Por esta situación, el padre Cirilo volvió a pedirle a las autoridades mayor control y presencia en el sector para evitar que se siga deteriorando la seguridad en el barrio y esta zona no termine convirtiéndose en realidad, en un pueblo del salvaje oeste donde manden los cañones de las armas y los amigos de lo ajeno.