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La génesis de la banda delincuencial los 40 Negritos, considerado por las autoridades como uno de los grupos del crimen organizado más peligroso de la ciudad y quienes se hicieron con el control de los barrios El Ferry, Primero de Mayo y las Ferias, sectores que comparten fronteras entre Barranquilla y el municipio de Soledad, tuvo lugar a finales de la década del 2000.

Los 40 Negritos se ganaron ese remoquete debido a que la gran mayoría de esa gallada eran llamados con el apelativo del Negro, por su color de piel, además del elevado número de los que integraban el combo, que se presume llegaron a ser 40.

La gallada del barrio El Ferry se citaba para jugar unos partidos de bola e’ trapo en una cancha improvisada, donde apostaban contra la alineación de los barrios fronterizos. Allí iniciaron los primeros conatos de pelea con quienes luego se convertirían en sus enemigos jurados: los Grasa y los Caliche.

El grupo se transformó en una pandilla y a mediados de 2010 se sucedieron los enfrentamientos a piedra y a puñal contra los Grasa y los Caliche, residentes en el sector bajo del Ferry y Primero de Mayo. Estas batallas campales se conocieron por los primeros heridos y las primeras muertes que se registraron.

El salto a ligas mayores. A los 40 Negritos un brazo de la banda criminal los Rastrojos, que operaba en Barranquilla, los contactó, los dotó de armamento y los organizó para que ingresaran en el mundo de la extorsión y el microtráfico. Pronto comenzaron a cobrar cuotas a los negocios y en las casas, $2.000 en unas viviendas y en otras $5.000, dependiendo de la fachada.

El actual jefe de esa organización es un hombre de 30 años identificado como Dionisio Enrique Frías Castillo, alias el Gordo 40. Según la Policía, es una persona manipuladora, fría, calculadora, de contextura gruesa, alto, de tez morena que maneja con mano de hierro sus turbios negocios.

Se calcula que solo por las extorsiones recibe unos $15 millones semanales. Su apodo se lo debe al sobrepeso que le aquejó cuando niño.

El Gordo 40 y sus ‘soldados’ controlan las casas de venta de droga en el Ferry, o los ‘tacos’ como las llaman en el bajo mundo. En estos momentos la Policía tiene identificados a unos 20 integrantes de esta banda.

Su fortín en el Ferry es inexpugnable, debido a que tienen muchas ‘moscas’, niños que están en cada esquina vigilando, a los que les pagan por ese servicio, o los desempleados de la zona a los que les pagan $10 mil y a veces con alimentos.

La alianza

Los Papalotes son un grupo de delincuentes que tienen su lugar de residencia en el barrio La Chinita y, al parecer, es una banda integrada por varios familiares. De acuerdo con la Policía esta banda está integrada por 12 personas.

En 2013, alias Breiner, uno de los 40 Negritos, se unió sentimentalmente con una mujer de La Chinita y se convirtió en el enlace entre los dos bandos. Esta banda instruyó a los Papalotes en el nuevo negocio y pronto estos últimos se dieron cuenta de que era bastante rentable.

La alianza trajo como consecuencia que las extorsiones se extendieran hasta Rebolo, Simón Bolívar y otros barrios aledaños. Las ganancias eran compartidas entre las dos bandas.

Según la Policía, los Papalotes advirtieron que su zona de influencia era mucha más amplia que la de sus asociados, y su líder, alias el Chombo, decidió irse con su gente por su propia cuenta, sin advertir que con esta decisión estaría sellando el inicio de una guerra y su propia sentencia de muerte.

La emboscada. El viernes 21 de marzo de 2014, a las 3 de la tarde, en un billar de nombre Rancho Verde, situado en la carrera 7B No. 5-109 del barrio El Ferry, tuvo lugar una reunión entre los dos bandos para la supuesta entrega del dinero recaudado de la semana y, al parecer, el Gordo 40 le hizo creer a alias el Chombo que la separación de los bandos se daría en buenos términos.

El Gordo 40 y sus ‘soldados’ desenfundaron sus armas y a quemarropa segaron la vida de Eifer López Parra, alias Chombo, de 26 años, y Kevin Andrés Marbello España, de 25.

Por este doble asesinato se logró la judicialización de Dionisio Enrique Frías, su hermano Danny Frías, encargado de manejar las finanzas, Jhonatan Navas, alias Frijolito, uno de sus pistoleros y de un menor de 17 años conocido con el alias Wissin, otro de sus sicarios.

Por este homicidio fue capturado el pasado 12 de mayo el menor de 16 años alias Brayita o el Peligroso, quien en este momento se encuentra sindicado de cinco homicidios.

La venganza. Jair Palomeque, de 30 años, alias el Soldado, de quien se conoce había pertenecido a las filas del Ejército y fue pensionado por la institución por problemas siquiátricos, tomó el mando de los Papalotes y fue el cerebro criminal encargado de vengar la muerte de su antiguo líder.

El pasado sábado 17 de mayo fue el día escogido para ejecutar la vendetta, ya que la cúpula de los 40 Negritos se encontraba celebrando el cumpleaños número 17 de alias Wissin en el barrio las Ferias, en un sector conocido como el patio de ‘pupy’, ubicado en la calle 17 con carrera 52, en Soledad.

En este sitio del barrio Las Ferias se cometió el atentado que dejó tres personas muertas.

A la 1:30 de la madrugada del domingo 18 de mayo dos taxis se apostaron en las cercanías de la fiesta. Uno de los pistoleros de los Papalotes bajó del vehículo camuflado con un disfraz de reciclador, llevaba en sus hombros un saco que contenía en su interior un fusil y una pistola. Se acercó a su objetivo haciendo creer que recogía unas latas del piso y se preparó para el ataque.

El pistolero de a pie envió un mensaje de texto a sus secuaces. 'Ya va a comenzar la fiesta'. Metió su mano en el costal mientras buscaba a su blanco principal, alias el Gordo 40, en ese momento los taxis arribaron al lugar y un informante alertó sobre el inminente ataque.

Los ‘soldados’ de los 40 Negritos reaccionaron abriendo fuego. En medio de los gritos y del nutrido intercambio de disparos varios de los asistentes cubrieron a Dionisio Frías, quien salió ileso del atentado.

Tres personas muertas y ocho heridos dejó el ataque. Allí murieron Luis Alfredo Acevedo Alandete, de 67 años, Melisa Paola Hernández, de 23, y Álvaro Mejía Siago, de 45.

La persecución.

La Policía reaccionó e inició una persecución y en la carrera 34A con calle 27C. En la Avenida del Río de Soledad, cuando una patrulla tenía ubicado a uno de los taxis, del interior del vehículo les fue lanzada una granada que dejó lesionados a dos patrulleros.

En la carrera 38B con la calle 36 del barrio Costa Hermosa fue inmovilizado el taxi y se logró la captura de 4 sujetos implicados en la balacera. En su poder se les encontró un fusil AK-47 con su cargador, más munición, 2 revólver calibre 38, munición y una pistola 9 milímetros.

A la altura la carrera 32 con calle 35 del barrio La Arboleda fue interceptado por varias patrullas de la Policía el segundo taxi en el que los Papalotes pretendían huir. Allí se logró la captura de otros tres sospechosos, en total fueron aprendidos 7 delincuentes, uno de ellos es menor de edad.

Los capturados son: Alonso López Márquez, de 22 años; John Jaider Murillo, de 30, Edson Jair Palomeque, de 30; Luis Carlos Pacheco, de 31; Pablo Córdoba López, de 38; el menor de 16 años y Breyner Villadiego, quien había logrado huir, pero fue capturado herido en Hospital General de Barranquilla.

En este momento los capturados están con medida de aseguramiento en centros carcelarios y a la espera del juicio.

Luis Gabalo, secretario del Interior de Soledad, indicó que el municipio inició un trabajo con esta población juvenil. No obstante en el barrio Primero de Mayo la Policía les pidió que abortaran la misión ya que los cabecillas de la banda se oponían a que se realizara el trabajo porque los funcionarios corrían peligro.

Por ahora la guerra no ha llegado a su fin y las autoridades mantienen los ojos puestos en esa zona.

El ambiente en la Chinita y el Ferry está tan tenso que se podría rebanar con una simple cuchilla de afeitar. Como una especie de bomba de tiempo, el cronómetro marca cada segundo con precisión y en cualquier momento se espera la inminente explosión de retaliaciones.