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'¡Te extraño… te extraño padre!' Fue el grito de dolor que partió desde las entrañas de Ricardo Díaz, quien con el rostro compungido observaba a las alturas como pidiéndole repuestas ,mientras se abraza a sus familiares más cercanos.

Ricardo es uno de los tres hijos del ingeniero químico y, en estos últimos tiempos trabajador del área de la construcción, Cristian Díaz Fontalvo, de 68 años, una de las dos víctimas fatales del terrible accidente que ocurrió a las 6 de la tarde del viernes a la altura de la carrera 46 con calle 100 y que dejó dos personas incineradas y otra más herida.

Ayer, en las instalaciones de Medicina Legal, familiares de Díaz y de Juan Sarabia Pabuena, de 49 años, la otra víctima mortal del siniestro, se acercaron a estas dependencias para efectuar las diligencias de reconocimiento de los cuerpos que, debido la combustión que se presentó en el interior del vehículo, quedaron irreconocibles.

Las víctimas se desplazaban en un Chevrolet Alto, color gris, de placas QGZ-735, modelo 2003, de propiedad de Díaz.

la corazonada. 'Pasé por el accidente cuando iba a ver el partido donde unos amigos, pero no le presté atención, no pasó por mi cabeza que mi papá estaba ahí. Llegué a la casa como a las 11:00 p.m. y mi mamá me preguntó por él porque no había llamado, ni contestaba el celular.

Enseguida sentí como un pálpito y me acordé del accidente y busqué en Internet. En EL HERALDO estaba la información con la placa del carro de mi padre y así nos enteramos', recordó Díaz con lágrimas en los ojos mientras abrazaba con fuerza a su pequeño hijo.

Esperando el cambio de luz del semáforo. De acuerdo a las versiones que entregaron algunos testigos, en la carrera 46 con calle 100 se encontraban Sarabia y Díaz junto a 4 vehículos más estacionados esperando que luz roja del semáforo cambiara y justo en ese momento sintieron la embestida por la parte trasera que los arrastró varios metros.

De acuerdo con las autoridades, el furgón de placas SMG-821, conducido por Ricardo Beltrán Arteaga, de 45 años, se quedó sin frenos en el momento en que regresaba a su residencia ubicada en Puerto Colombia.

Beltrán el mismo viernes fue capturado y puesto a disposición de la Fiscalía, se le practicó la prueba de alcoholemia con resultados negativos.

Cristian Díaz residía en la urbanización Country Mar, ubicada en la entrada de Salgar y hacia allá se dirigía cuando ocurrieron los hechos. 'Esto es algo muy difícil porque uno cree que está exento de estas cosas, pero no es así. Él venía del barrio San Isidro donde estaban levantando una construcción, ya iba para la casa', afirmó Díaz.

Según su hermano Jorge, Juan Sarabia era exyerno de Díaz. Era profesional graduado en administración de empresas, había viajado con alguna regularidad a México y USA y durante años fue copropietario de una galería–marquetería de nombre Arte París.

Debido una mala racha que le había tocado sortear en estos últimos tiempos, su exsuegro le tendió la mano y en el momento del accidente se desempeñaba como conductor del ingeniero y además le conseguía clientes para las casas que la constructora tenía en venta.

Sarabia vivía con su madre de 72 años y, cuenta Jorge, la mujer está afectada del corazón. Sarabia además deja dos hijos, un adolescente de 15 años y una niña de 11. Todavía en la mañana de ayer aún no se les había comunicado la dolorosa noticia a su madre y a sus hijos por obvias consideraciones.

'Nos estamos asesorando con sicólogos y con siquiatras para ver cómo le decimos a mi mamá y los pelaos. La verdad uno no puede entrar a juzgar, cualquiera le puede suceder un accidente o quedarse sin frenos. No es solo tener el pase, sino tener la conciencia de mantener los carros en buen estado', afirmó Sarabia.

De acuerdo con el hijo del ingeniero, y según lo que dijeron una de las hermanas de la víctima y algunos de sus amigos, con la partida de Cristian Díaz la ciudad perdió a 'un gran ser humano'.

Un hombre con muchas virtudes. 'Era un hombre muy alegre, muy popular, generoso, con una gran conciencia social, bondadoso, lleno de vitalidad, energía, muy fiestero, amigo de verdad de cada uno de sus amigos'. Así definieron ayer a Díaz varios de los allegados que se reunieron en Medicina Legal. Este nuevo drama que hoy enluta a dos familias volvió abrir heridas que aún no han cicatrizado bien.

Ayer en cada esquina, en cada calle, en los buses y en cada rincón de la ciudad, las personas no dejaban de comentar los pormenores de este trágico accidente.

Entre comentario y comentario, la sociedad barranquillera en general recordó el drama de las familias de los 33 angelitos de Fundación y habló sobre la imperante necesidad de un mayor y mejor control de la seguridad en nuestras vías.