Desde el pasado 19 de septiembre cuando dos uniformados se percataron del suicidio de la patrullera de la Policía Kelly Rocha Rago, el hecho se ha convertido en el principal tema de conversación de muchos pobladores de este municipio de la subregión Mojana. La última vez que un policía murió en el pueblo de forma violenta fue hace 20 años, cuando la guerrilla asediaba la zona.
Sus familiares, que velan su cuerpo en Barranquilla, insisten en sus dudas sobre su muerte. Incluso denunciaron que la joven fue víctima de acoso laboral y sexual, por ello esperan una segunda necropsia que permita esclarecer plenamente cómo murió.
Quienes conocieron a Kelly en Majagual la describieron como una persona dulce, carismática y apegada a la comunidad, que los últimos dos meses vivía deprimida por el cambio de cargo. Pasó de patrullar las calles a ser la secretaría de la Estación.
Yolanda Royero Durán era una de las mejores amigas de Kelly. Todos los días, desde las 3 de la mañana se ubica en la oficina donde labora, cerca a la estación. Dice que el 19 de septiembre no escuchó nada raro, solo hasta las 7:30 de la mañana cuando le avisaron que su amiga se había suicidado.
'Ella dizque se dio un disparo en la boca pero no escuché nada, nadie escuchó, su muerte fue como rara, hay algo escondido por eso deben investigar', opina Yolanda.
Añade que no tenía problemas, pero luego de pensar manifiesta: 'solo tenía problemas con el teniente ese, el de Guaranda, la acosaba, le pedía muchas cosas, ella pasaba de estrés en estrés'.
Ludys Donado, empleada del servicio de la estación, sostiene que la alegría de la joven de 23 años se veía empañada con frecuencia por los continuos compromisos laborales. 'Ella se adelgazó porque no comía y cuando lo hacía era en la misma oficina. Pasaba estresada'.
Una amiga de Kelly, que pide no revelar su nombre, sostiene que en dos oportunidades le había dicho que se quería lanzar desde la torre de la iglesia San José de Majagual debido al acoso laboral que sufría. En esto coincide un uniformado que se convirtió en su confidente desde su llegada a Majagual.
De igual forma, dice la amiga, el jueves pasado la patrullera permaneció varias horas en Guaranda, donde opera el teniente Jonathan Cáceres, y al llegar a Majagual no hizo otra cosa que llorar.
A las 7 de la mañana del viernes 10 de los 11 policías que hacen parte de la Estación se encontraban formando en el parque Central, cuando se percataron de la ausencia de Kelly. Un subintendente la mandó a buscar con un auxiliar que, al notar que no le respondía, fue en busca de otro que ingresó.
'La puerta estaba semiabierta, ella acostumbraba dejarla así para que le entraran el agua porque hay problemas en el acueducto por lo que él ingresó y la encontró muerta entre la cama y el tocador. Ella estaba vestida con el uniforme, siempre era una de las primeras en formar. La bala le entró por la boca, pegó en la pared y fue a parar debajo de la almohada', comenta un compañero.
Luego continúa diciendo que 'el teniente llegó al lugar y sacó a todo el mundo'.
Desde ese momento sus amigos y conocidos llegaron al comando. 'Sus recuerdos quedaron aquí en Majagual', dice otro de ellos.
Cuatro días después las banderas de Sucre y Colombia permanecen ondeando a media asta en la estación en señal de luto.
Hay garantías: Policía. En Sincelejo, el comandante de la Policía en Sucre, coronel Carlos Alberto Wilches Goyeneche, insiste en que la muerte de la patrullera fue por suicidio, y agrega que el caso es investigado por personal disciplinario, un juez penal militar y el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía.
'Hay un sinnúmero de entidades y personas que de manera muy objetiva están trabajando frente al tema para que no haya ninguna duda por parte de familiares, compañeros y comunidad en general', dice Wilches.
El oficial afirma además que no tiene conocimiento de que la patrullera fuera objeto de alguna presión o acoso, 'por lo cual se está investigando qué fue lo que realmente pudo conllevar a la patrullera a esta situación'.
Sobre los señalamientos contra el teniente Cáceres, comandante del Distrito de Policía que opera en La Mojana, el coronel Wilches menciona que no existen evidencias disciplinarias ni penales sobre este tema. Del oficial el comandante Wilches afirma que es 'un oficial íntegro, que ha sido capacitado en la Policía'.
Finalmente expone que sobre el caso la institución debe ser prudente y no señalar a nadie como responsable porque es muy prematuro y eso puede generar conjeturas.
'Hemos sido lo más prudente en esto, colaboradores también, pero sin el ánimo de buscar que se tape alguna verdad', anota.