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El 6 de mayo de 2014, cuando Karen Povea Marino salió de su casa, le dejó el celular a un familiar a quien le advirtió: 'te dejo mi teléfono por si acaso me pasa algo (...) ahí está la última llamada que tuve'.

Esa noche, la joven de 20 años, que estaba con su hijo de 4 meses de nacido no apareció, lo que generó alarma entre sus familiares, que la buscaron donde amigos y conocidos sin ningún resultado.

Al día siguiente, hacia las cinco de la mañana, su cadáver apareció junto al de su bebé en el Puente Guerrero, en área rural de Riohacha. Karen tenía un disparo en la cabeza y el niño estaba a unos 60 metros de ella con golpes en la cara, informaron las autoridades.

Los cuerpos fueron vistos por indígenas wayuu que viven cerca de allí. Uno de ellos dijo haber escuchado varios disparos aproximadamente a la una de la madrugada de ese día, pero prefirió esperar que amaneciera.

Un año después del crimen de la joven madre y su pequeño hijo, no hay ninguna captura ni se sabe con certeza qué fue lo que les sucedió.

Su mamá, Patricia Marino, funcionaria del Sena Regional de La Guajira, señala que lo más doloroso es que no ha habido justicia para su hija y su nieto. 'No veo que se haga un operativo, ni que se esté investigando, que haya un allanamiento que busque darle claridad al crimen', manifiesta.

'Sospechoso huye'. Para las autoridades guajiras, un hombre identificado como Enrique Borrego podría estar relacionado con la desaparición y posterior asesinato de Karen y su bebé. Borrego, quien tiene orden de captura y es buscado por la Interpol según informó la Fiscalía, salió con la joven el día de su desaparición a hacer un mandado al corregimiento de Camarones.

Aunque el sospechoso se presentó a rendir versión libre ante el ente acusador un día después de hallado el cuerpo sin vida de la joven y su hijo, en ese momento las autoridades no contaban con las pruebas suficientes para capturarlo. Pasadas las 24 horas del interrogatorio, se emitió la orden, pero Borrego ya había desaparecido.

Marino piensa que si las autoridades hicieran un poco más de 'esfuerzo' pudieran dar con su ubicación y terminar de una vez por todas con la incertidumbre que la embarga siempre que piensa en las razones que provocaron la muerte de sus dos seres queridos.

'Él tiene una circular azul, pero yo no veo ningún letrero en la salida de la ciudad, y cuando pregunté por eso, me sugirieron que los hiciera yo y los pegara', añade Patricia.

Marinela Santos, tía de Karen recuerda que el día que ella desapareció con su bebé, fue a la casa de Enrique Borrego y habló con sus padres para saber dónde estaba.

'Fui a la casa de su familia, donde me atendió el papá del joven y me dijo que me quedara tranquila, ya que si algo pasaba él y su esposa respondían', recuerda.

Mientras se aclara el crimen o se produce la captura de Enrique Borrego, los allegados a la joven y su bebé, los recuerdan con dolor e impotencia.

Su mamá afirma que para recordarlos habrá una ceremonia muy íntima solo con los más allegados, en el corregimiento Las Flores de Dibulla, de donde es toda su familia. Aunque quisiera hacer algo mucho más grande y pedir justicia de manera multitudinaria, dice Patricia, sus fuerzas y recursos no se lo permiten.

Sin embargo ella sigue esperando que el crimen de Karen y Manuel, no quede en la impunidad como muchos otros que se han registrado en esta zona.