Veinticuatro horas después de que Luisa Paola Osorio López fuera arrastrada por el arroyo de la carrera 21, cuando llovía intensamente sobre Barranquilla, los organismos de socorro con apoyo de dos hombres que han aprendido a rescatar cadáveres de entre las aguas hallaron su cuerpo sin vida.
A la 1:15 de la tarde de este viernes en la calle 3 con carrera 41B del barrio Villanueva, a la altura de la desembocadura del caño de la Auyama, quienes participaban en la búsqueda vieron el cadáver de la adolescente de 16 años.
Los rescatistas Jorge Luis Caballero y Raúl Molina, habitantes de ese barrio, aprendieron la peculiar actividad de Manolo, reconocido por buscar a las personas que caen en arroyos o en cualquier otro cuerpo de agua en Barranquilla.
Luego de que los miembros de la Defensa Civil removieran la taruya, el cuerpo de Luisa Paola salió a flote. De inmediato los dos rescatistas se lanzaron al agua y lo sacaron.
'El día que desapareció la buscamos desde las 6 de la tarde hasta la una de la madrugada. Hoy (ayer), empezamos la búsqueda desde las 6 de la mañana hasta que por fin la encontramos', contó Caballero.
Molina, por su lado, aseguró que cada vez que rescatan un cuerpo siente tristeza por los familiares. 'El señor Manolo nos ha enseñado muchas cosas, le debemos mucho a él', dice. Manolo, cuyo nombre es Luis Manuel Calderón Rodríguez, de 60 años, quien también estaba en la zona, alcanzó a decir que ya perdió la cuenta de los cuerpos que ha rescatado.
El levantamiento del cadáver de la joven lo realizó el CTI de la Fiscalía que trasladó el cuerpo a Medicina Legal. Decenas de personas se acercaron al lugar una vez se enteraron del hallazgo, por lo que la Policía tuvo que acordonar la zona para facilitar la labor del CTI.
Recorrió 6 kilómetros. De acuerdo con Jorge Fernández, director seccional Defensa Civil, Atlántico, el cuerpo de la joven estudiante recorrió unos seis kilómetros, debido al fuerte caudal del arroyo de la 21.
Apenas fue avistado el cuerpo, la mamá de la joven se desmayó y otros familiares que estaban en el lugar también fueron llevados a un centro asistencial para que los atendieran.
El director seccional de la Defensa Civil en el Atlántico hizo un llamado a los padres de familia para que cuando llueva en la ciudad estén pendientes de sus hijos y no los dejen salir a bañarse, con lo que evitarían que se repita la historia de Luisa Paola.
Familiares lamentaron que a la menor no la hayan ayudado como sí pasó con otras personas que iban en un carro. En la zona de la tragedia, personas que vieron a la joven dijeron que sí intentaron salvarla, pero que nadie pudo alcanzarla porque 'el agua no la soltó', según contó un testigo.
En el colegio. Luisa Paola estudiaba en la Institución Educativa Distrital San José, donde cursaba el noveno grado de bachillerato.
Jorge Antonio Sepúlveda Ojeda, docente de informática y director de grupo del curso de la menor, la recordó como una buena estudiante, amiga y alegre. Sobresalía en su área, al igual que en educación física.
'Una de las docentes que estaba en el tercer piso del colegio vio a una persona en el arroyo, por lo que salimos a la puerta para ver qué había pasado. Nos dijeron inicialmente que era una niña, pero en el momento no pudimos identificar si era una de nuestras estudiantes', recordó.
Pasados 30 minutos todos confirmaron la nefasta noticia: era la menor.
El profesor Sepúlveda aseguró que a las 11:50, diez minutos antes de lo acostumbrado, tocaron el timbre para que los estudiantes se fueran para sus casas debido a que el día se había nublado y del inconveniente de los arroyos que se presentan en la ciudad cuando llueve.
Tomaba gaseosa con pan. Una de las compañeras que estaba con la adolescente le dijo a los profesores que luego de salir del colegio, un pequeño grupo se quedó en la tienda ubicada diagonal al colegio para tomar gaseosa con pan.
De hecho un allegado a la menor, confirmó que ella estaba tomándose una gaseosa, miró hacia arriba, se rió y cuando bajó la cabeza pisó en falso, perdió el equilibrio y fue arrastrada por la corriente.