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El episodio trágico en que perdió la vida Luisa Paola Osorio, de 16 años, arrastrada por el arroyo de la carrera 21 deja una vez más en evidencia la gravedad del problema que sufre Barranquilla cada vez que llueve.

Según los registros del sitio web www.arroyosdebarranquilla.co, proyecto de estudiantes y docentes del colegio Marco Fidel Suárez dedicados a recopilar datos de estos hechos mortales desde 1993, hasta la fecha las corrientes pluviales de Barranquilla y Soledad han cobrado la vida de 89 personas.

Los arroyos donde más casos trágicos han ocurrido son, justamente, el de la carrera 21 o arroyo de Rebolo, donde han fallecido 30 personas, mientras que en el de la 84 perdieron la vida otras 12.

María Cristina Marulanda, John Meza Aguilar y Juan Sánchez tienen algo en común: los tres perdieron a un familiar en los arroyos barranquilleros.

El 16 de agosto de 2011, Ever Enrique Muñoz Marulanda fue arrastrado por el Don Juan. El hombre de 33 años, había salido de su casa bajo un torrencial aguacero en busca de algo de comer.

'Mi sobrino dijo que iba a comprar arroz de lisa porque tenía mucha hambre, eso fue como a las 3 de la tarde. A las 7 de la noche nos vinieron a avisar que se lo había llevado el Don Juan', recordó su tía María Cristina Marulanda.

El cuerpo de Ever Muñoz, que ya estaba en avanzado estado de descomposición, fue encontrado dos días después por organismos de socorro a orillas del río Magdalena, a varios metros del acueducto ubicado en el barrio El Ferry.

Por una moto. En el afán por salvar su motocicleta, Sergio Armando Cárdenas Martínez, de 27 años y oriundo de Bucaramanga, perdió la vida tras ser arrastrado por las fuertes corrientes del arroyo de la 84.

Fue el 30 de mayo de 2012 en la carrera 53 con calle 84. Cuatro días después su cuerpo fue rescatado en la zona del Puerto Michelmar, en el barrio Siape.

Juan Sánchez, sobrino del motorizado, recordó que Sergio Cárdenas llevaba seis meses en la ciudad, hasta donde llegó en busca de una oportunidad laboral y por acercamiento familiar. 'Mi tío no conocía muy bien la ciudad y mucho menos sabía de lo peligrosos que son los arroyos. Como no tenía idea le pasó eso'.

Cuando se dirigía a una cancha de fútbol a jugar con cuatro amigos, el menor Jaime Ernesto Salazar Meza, de 12 años, fue arrastrado por la fuerza del arroyo de la 21, en el barrio El Carmen.

Luego de dos días de intensa búsqueda, el cadáver apareció en el Caño de la Auyama el 14 de julio de 2012.

El caso de su sobrino y de la misma Luisa Paola son para John Meza Aguilar motivo suficiente para que los colegios no dejen salir a los estudiantes cuando está lloviendo, pues con ello estarían protegiendo sus vidas.

'Mi sobrino me hace mucha falta. Le decía a su mamá que le iba a comprar su casita', sostuvo.

Ahora en cuanto el cielo se oscurece y asoma la lluvia, John sale a buscar a su hijo para evitar que se repita la tragedia que, según dijo, 'lo marcó' para siempre.