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Espantados estaban los moradores del sector El Golfo, del barrio La Pradera, luego de enterarse del hallazgo del cadáver de un hombre enterrado y cubierto con concreto, en una casa.

La víctima al parecer es el propietario del inmueble localizado en la calle 121 con carrera 18. Esta persona, identificada como Luis Gabriel Mora Rueda, de 38 años, fue reportada por su familiares como desaparecida ante el CTI de la Fiscalía, el pasado 2 de agosto.

Los restos fueron encontrados ayer por un pariente de Mora que llegó con un acompañante. 'Como el dueño del predio estaba desaparecido, un familiar buscó a un señor para que lo cuidara', contó un investigador sobre el caso.

Al entrar sintieron un olor desagradable, por lo que empezaron a buscar su origen. Pensaron en principio que se trataba de un animal muerto, y empezaron a cambiar de lugar unos bloques de arcilla ubicados en la mitad de la vivienda para encontrar la causa.

Ambos notaron una alteración en el piso que les llamó la atención. En una parte se veía como si el piso estuviera recién reparado, además tenía un relieve más alto, lo que los motivó a seguir indagando.

El acompañante del familiar de Mora tomó una pala para romper el concreto. Al hacerlo, el olor se acrecentó y, al mirar hacia adentro, vieron una extremidad humana. 'Descubrieron que el olor provenía del cadáver de un hombre', agregó la fuente.

Aunque no ha sido confirmada oficialmente la identidad de la víctima, las autoridades presumen que se trata de Luis Mora por su extraña desaparición.

Un grupo especial del CTI de la Fiscalía se encargó de la inspección y el levantamiento del cadáver que tardó más de cuatro horas. El cuerpo solo tenía puesto un bóxer y estaba irreconocible dada su avanzada descomposición.

Los restos fueron trasladados a la sede de Medicina Legal, donde los peritos establecerán la causa de la muerte, el tipo de arma que empleó el asesino, así como también la plena identidad de la víctima.

La última vez que fue visto con vida, Mora Rueda, o el Mono como lo llaman sus allegados, fue el 2 de agosto cuando salió de una clínica de Barranquilla donde estuvo visitando a un pariente.

Allí anunció que regresaría a los ocho días, pero desde entonces no se supo más de él y su celular estaba apagado. Al parecer la víctima, que residía sola en ese lugar, tenía dinero ahorrado, por lo que investigan si fue objeto de un hurto.

Caso similar en Baranoa

En noviembre de 2012, el CTI de la Fiscalía también halló el cadáver de Alfredo Pombo Padilla enterrado en el patio de una vivienda, en Campeche, corregimiento del municipio de Baranoa. En la investigación por el homicidio, las autoridades establecieron que la autora del crimen del comerciante, de 50 años, fue su pareja Wendy Cabezas Rivera. Ella, de 23 años, confesó ante la Fiscalía que lo envenenó, dejó que agonizara 15 minutos y luego lo enterró a una fosa que cavó.