El juez segundo penal municipal de Barranquilla, David Saade Morad, ordenó la detención domiciliaria de la cosmetóloga y esteticista Erika Ordóñez Rodríguez, investigada por la muerte de Angie Mendoza Cera durante un procedimiento irregular para el aumento de glúteos.
Saade dio a conocer ayer en la tarde la decisión, en la continuación de las audiencias preliminares contra Ordóñez y su yerno, David Rafael Jinete Jinete, quienes afrontan cargos por homicidio a título de dolo eventual.
'En cuanto al ciudadano, este despacho se abstiene de imponerle medida de aseguramiento por falta de inferencia razonable de autoría o participación', indicó en la sala 13 del Centro de Servicios Judiciales de esta capital.
Las determinaciones fueron distintas, debido a que las evidencias de la Fiscalía comprometen solo a la cosmetóloga con el proceso en el que falleció Mendoza. No obstante, Jinete seguirá vinculado al proceso penal.
El testimonio de Marina Cera, madre de la víctima, fue uno de los elementos probatorios determinantes porque permitió que investigadores de la Sijín identificaran a Ordóñez, de 47 años, como la mujer que estuvo al frente de la intervención estética.
Cera declaró que el viernes 25 de septiembre en la tarde acompañó a su hija a un edificio en el barrio Porvenir, en el norte de la ciudad, donde supuestamente se practicaría 'una citología'. En vista de su demora, tocó la puerta del apartamento 405 y la cosmetóloga fue quien le abrió.
PROHIBICIÓN
El fiscal 26 de la URI, Carlos Newball Rodríguez, exhibió un acta de necropsia firmada por una médica del Hospital Metropolitano, adonde Ordóñez la llevó en un carro con ayuda de Jinete Jinete.
La galena consignó que la víctima 'no presentaba signos vitales' al ingresar a las 5:45 p.m. al área de urgencias.
Ordóñez se registró además en el centro asistencial con su nombre y fue grabada por cámaras de seguridad, que la muestran vestida con uniforme de cosmetóloga.
En su decisión, Saade impuso a la imputada una prohibición para 'acercarse a cualquier centro cosmetológico o estético, donde se imparta o dicten clases, o se hagan procedimientos de esa índole. La única posibilidad es cuando sea en procura de su propia salud'.
Ordóñez habló - 'Entré en pánico'
Erika Ordóñez Rodríguez concedió ayer una entrevista al noticiero Las Noticias, del canal Telecaribe, y sostuvo lo que manifestó el lunes en el comienzo de las audiencias: que es inocente.
'Yo sé que es perder un familiar, yo soy madre; hasta que no se sepa la verdad, no me juzguen, por favor; yo soy inocente, no le quise hacer daño a nadie ni causarle un dolor a una familia; después de lo que pasó quise suicidarme', aseguró la cosmetóloga y esteticista.
'Yo no huí, al saber que había fallecido, entré en pánico; Angie era conocida, incluso llamé a su mamá ese día; han hablado pestes de mí, sin cerciorarse de la realidad', agregó en la entrevista.
'Se han alterado los valores', reflexión del juez David Saade
Al reanudarse ayer las audiencias contra Ordóñez y Jinete, el juez David Saade leyó lo que denominó un mensaje a la sociedad, desde la óptica de un ciudadano más.
Sea esta la oportunidad, y aprovechado la presencia de los medios de comunicación, para enviar un mensaje a la sociedad, ya no en mi posición de juez, sino desde la óptica de un ciudadano más que ejerce diferentes roles al interior de la sociedad.
El fatídico desenlace de estos hechos, y no me refiero a las consecuencias jurídico penales, sino a las sociales y familiares que nacen con el fallecimiento de la persona que en vida respondía al nombre de Angie Mendoza Cera, deberán servir de ejemplo para todas aquellas personas, en su mayoría mujeres, que se someten a tratamientos estéticos ante personas inidóneas para realizar procedimientos invasivos, o sin formación suficiente para afrontar las innumerables complicaciones o contingencias que puede surgir de este tipo de procedimientos. O que, peor aún, las realizan en centros de estética de garaje por fuera del control y vigilancia de las autoridades correspondientes.
Todo con la finalidad de llenar las expectativas sociales de lo que se tiene por definición de belleza, lo cual no es más que un concepto efímero, que puede cambiar atendiendo la cultura, la geografía, o la época; o simplemente la percepción de las personas, buscando muchas veces inclusión o aceptación social por parte de terceros, de los que realmente poco o nada deben importarnos sus críticas no constructivas, que muchas veces no son más que un reflejo de sus propias inseguridades.
Más aun cuando en este caso el ahora viudo, ante la posibilidad planteada por su compañera y madre de su menor hija de hacerse modificaciones con fines estéticos, de forma sincera como estoy seguro lo fue, le dijo que no tenía necesidad, 'que él la quería así'.
Aquí se han alterado los valores, pareciera que nos hemos constituido en una sociedad en la que prima lo superficial frente al ser interior, en la que se le da más trascendencia al concepto vano de belleza que a la salvaguarda de la salud o la integridad personal en cualquiera de sus formas, en la que se pretende primeramente verse agradable ante los fríos moldes sociales, echando a menos muchas veces la cálida y confortante mirada de los seres que nos amaban y a los que realmente les importamos. Inversión de valores que, de no haberse dado en este caso, esta audiencia no tendría lugar, y hoy por hoy no habría una familia incompleta, ante el vacío o la ausencia de la compañera, madre e hija.
Y esto que quede claro, no es una campaña de desprestigio a los centros de estética o semejantes, sino un llamado a tomar conciencia frente a la desenfrenada práctica. Y que, en caso de acudir a dichos servicios, lo sea en un lugar idóneo, con personas capacitadas y aún más importante responsables; un sitio que garantice además del resultado que se persigue por la o el usuario, el menor riesgo posible al respetarse los protocolos y estándares, tanto sanitario como procedimentales, que muchas de estas entidades tienen. No vaya a ser que por el ahorro de determinada suma de dinero, se pierda algo más importante y muchas veces irrecuperable como la salud o la vida misma.