Érika Beltrán Calderón, la joven de 16 años violada y asesinada la madrugada del pasado domingo 24 de enero en un sector desolado conocido como el ‘Caguán’, en el barrio Los Almendros, en Soledad, vendría siendo abusada desde los 8 años por un primo, quien a finales del año pasado seguía amenazándola para que tuvieran relaciones.
‘Pekis’, como le decían a Érika por su bello rostro adornado con múltiples pecas, le hizo la terrible confesión a uno de sus escasos amigos íntimos, en un chat de la red social Facebook, el 5 de agosto del año pasado; y la repitió dos semanas después, en otra conversación del 29 de agosto.
En la primera charla la menor revela que desde los 8 años venía siendo abusada por su primo, y confiesa que la última violación ocurrió tres meses antes del chat, es decir, en mayo de 2015.
Al parecer el sujeto la seguía amenazando para que accediera a sostener más encuentros sexuales.
En uno de los párrafos más estremecedores, Érika señala que su círculo familiar más cercano se enteró de lo que estaba ocurriendo y, al parecer, nadie actuó para protegerla.
'Pues es que yo cuando tenía más o menos 8 años mi primo me tocaba o sea abusaba de mí y otra vez quería hacer lo mismo eso a mí me ha quedado en la cabeza. Hace como tres meses que fue en mi casa se enteraron', escribió textualmente la jovencita en el mensaje de Facebook a su amigo, que pidió mantenerse en el anonimato.
Pasadas dos semanas, el 29 de agosto, Érika explicó que su inseguridad era consecuencia de los abusos de su primo, y se mostró dudosa de aceptar el consuelo y el apoyo que le ofreció su amigo.
Los fragmentos del chat a los que tuvo acceso la redacción de AL DÍA muestran aspectos puntales de la conversación. Este medio conoció que, al parecer, el primo al que se refiere Érika estuvo en la cárcel y durante el tiempo en que permaneció preso la menor pudo respirar tranquila, pero al recobrar la libertad el individuo la volvió a atormentar.
La posibilidad de que Érika estuviera siendo violada sistemáticamente por uno de sus familiares, y que algunos de sus allegados conocieran esta terrible realidad y no hicieran nada, abre un nuevo capitulo investigativo para las autoridades, que corren contra el tiempo para resolver el macabro homicidio.
Los chats de Facebook y las conversaciones del amigo de Érika con AL DÍA, la muestran como una jovencita con problemas muy serios, que encontró en el silencio y el ensimismamiento su unico mecanismo de defensa.
No expresaba sus sentimientos
Ana Milena Martínez De la Rosa, propietaria del colegio José Prudencio Padilla, donde Érika graduó de bachiller el 18 de diciembre del año pasado, la recuerda como una estudiante de alto rendimiento académico, al punto que recibió el diploma con honores y ganó media beca universitaria para empezar a estudiar Administración de Empresas.
‘Pekis’ entró a estudiar el José Prudencio Padilla, situado en la calle 76B No 22D-26, barrio Los Robles, en Soledad, en los primeros meses de 2015, y aparte de su alto nivel académico empezó a ser reconocida entre profesores y compañeros porque era muy bonita y extremadamente callada.
'No le era difícil relacionarse con la gente cuando ella quería, simplemente no le revelaba sus sentimientos a nadie, se encerraba en sí misma con mucha frecuencia', explicó uno de sus compañeros de aula.
Frases como 'todo se lo tragaba', 'era de las que llevaba la procesión por dentro', 'se podía morir con la verdad', 'era dura para hablar', son descripciones que hacen de ella quienes la conocieron en el ambiente escolar, y a quienes AL DÍA buscó esta semana.
Un tipo le pegó
La capacidad de Érika para ‘tragarse las cosas’ quedó comprobada a mediados del año pasado, cuando fue agredida por un misterioso hombre a la salida del colegio, en plena calle. Testigos cuentan que el atacante la jaló por el cabello y le pegó varias bofetadas. Un profesor que iba caminando a tomar el bus se dio cuenta y llamó a la Policía.
El agresor escapó corriendo, y ‘Pekis’ jamás contó quién le había pegado, ni se preocupó por interponer una denuncia. A duras penas la menor dijo que había sido un exnovio celoso y que ya había terminado con él.
Lo más raro es que la familia tampoco le dio importancia a la agresión. La tía citada al colegio para que informara a los familiares lo que había ocurrido, también le restó importancia al incidente.
La dirección del plantel decidió entonces que ‘Pekis’ no volviera a salir sola a la calle durante los recreos, que los docentes y compañeros estuvieran pendientes de ella en la llegada y la salida; y que, en la medida de lo posible, alguien la acompañara, asi fuera durante un trayecto, en el camino hacía su casa.
La agresión nunca se repitió, pero fue el primer indicio de que Érika ocultaba algo. Al poco tiempo se empezó a rumorar de que había vivido con un hombre en Montería (Córdoba), y que ese era el tipo que la había golpeado.
La otra cara de Érika
Los compañeros de promoción que accedieron a hablar coindicen en que Érika jamás les permitió intimar con ellos, siempre les puso barreras, sutiles la mayoría de las veces, pero nunca les abrió su corazón.
Las fuentes cuentan que en el barrio donde vivía, 7 de Abril, en Barranquilla, Érika tenía ‘amistades raras’, y gozaba de una libertad ilimitada para trasnochar y hasta amanecer en la calle cuando quería. 'Era como si a nadie le importara lo que pasara con ella', afirmó una de sus excompañeras, a quien no le gustaba visitarla porque sentía un ambiente pesado en su casa, siempre llena de ‘gente extraña’.
'Las historias que uno oye sobre ella no son de droga, o prepagos, sino que andaba ‘con gente rara’, con ‘coletos’, y que la veían pasar tarde de la noche, hacía un sector que le dicen El Bajo, que no tiene buena reputación', confió la mamá de otra excompañera de Érika, con la condición de no revelar su nombre.
Al ‘Caguan’, como le dicen al sector, solo se aventuran quienes buscan trochas para cortar camino hacía Galapa y otros municipios: los drogadictos que van a meter vicio, y las parejas de todo tipo que van a internarse entre la maleza a tener sexo.
El reporte de las autoridades indica que a ‘Pekis’ la violaron y luego la ahorcaron con su propia correa de cuero sintético color rosado.
El asesinato, que tiene conmocionada de la ciudadanía, ocurrió entre la medianoche del sábado y la madrugada del domingo.
A Érika la encontraron prácticamente desnuda; debajo de la pierna derecha hallaron su panti rosado y junto al brazo izquierdo una sandalia. Después de matarla el asesino le arrojo un puñado de tierra en las partes íntimas, probablemente para cubrir el rastro del semen.
Versiones de los familiares
Al otro día del homicidio, lunes 27 de enero, se supo que la víctima vivía en una humilde casa en la carrera 15sur con calle 69, barrio 7 de Abril. Era la única hija mujer de Eludis Calderón, una empleada doméstica, tenía 9 hermanos varones y aparte de estudiar trabajaba vendiendo minutos a celular en la puerta de su casa.
Eludis señaló que el sábado en la noche su hija le dijo que iba para donde una amiga, acá a la vuelta. 'Nos quedamos tranquilos porque ella, máximo a las 9:00 de la noche, ya estaba en la casa (…) No era pelada de verbenas, ni rumba, ni nada de esas cosas'.
Agregó que no entendía por qué Érika terminó en un bazar popular en el barrio Los Almendros, donde la captaron unas cámaras de seguridad horas antes de su asesinato. 'Es que no le conocíamos ni novio, mis hijos no tienen problemas, ni cuentas pendientes', recalcó.
La mamá tampoco se explicaba por qué ‘Pekis’ se internó en el ‘Caguán’. 'Lo que tenemos claro es que ella no pudo entrar ahí por voluntad propia, porque era una niña decente', dijo.
Su tía Maribel Calderón respaldó este retrato de ‘Pekis’: 'Ni siquiera tomaba vino, no se le daba por llevarse a la boca ni una cerveza, así fuera diciembre. Tuvo hace como dos años un noviecito pero era cosa de colegio'.
Una carrera contra el tiempo
La brutalidad del asesinato y el talante de la víctima detonaron la indignación social, que exige que el crimen se resuelva y los responsables sean capturados en el menor tiempo posible.
Para acelerar las investigaciones la Gobernación del Atlántico y la Policía Metropolitana de Barraquilla ofrecieron $15 millones de pesos de recompensa por información que permita esclarecer el homicidio.
Hasta la fecha no ha se han reportado avances en la investigación, al menos de manera pública, pero se sabe que el caso tiene prioridad en Medicina Legal. La Fiscalía seccional pidió una asesoría al nivel central en Bogotá. Por ende se espera que hayan resultados positivos muy pronto.
Pero a la luz de las última revelaciones, la clave para resolver el misterio del cruel asesinato de ‘Pekis’ podría estar en que las pocas personas que realmente la conocieron, se decidan a hablar y le cuenten a las autoridades todo lo que saben.