En un predio rural del corregimiento La Doctrina, perteneciente a Lorica, miembros de la Dijín y el CTI de la Fiscalía hallaron en una fosa los restos del líder político de la etnia Zenú, Misael Solano, quien fue desaparecido forzosamente en enero de 2014.
El hallazgo de los restos fue producto de una confesión ante la Fiscalía del exparamilitar Jesús Díaz Zabala, alias Esteban, exjefe de la banda criminal los Urabeños que ahora es denominada Clan del Golfo, en la zona que comprende gran parte del resguardo Zenú.
Según trascendió, la orden de asesinar a Solano la habría dado un reconocido jefe político de esa misma región indígena, actualmente privado de la libertad.
El líder hallado muerto vivía en la vereda Nueva Esperanza de Tuchín, donde conformó un hogar con Adelaida Flórez, la viuda de lo que podría haber sido un crimen político.
¿Por rencor?
Solano se había ganado una cantidad de adeptos en el resguardo indígena, hizo política a favor del médico y jefe político de esa zona, Pedro Pestana, recluido en la cárcel indígena Mexión de Tuchín.
Luego declinó a ese proyecto y trabajó con el bando contrario que encabezaba Rodrigo Pérez, quien era su compadre de sacramento.
Antes de ser desaparecido, el líder indígena habría sido víctima de atentados y amenazas, entre esas un intento de quemarle la vivienda en la vereda Nueva Esperanza.
Adelaida Flórez, esposa del líder asesinado, señaló desde su casa en zona rural de Tuchín, a través de Caracol Noticias, que al homicidio podría vincularse al médico Pedro Pestana, jefe político en el resguardo Zenú.
'Pudo haber sido un rencor de ese señor porque mi esposo primero le hizo campaña a él, pero se retiró y entonces se unió a la campaña de Rodrigo Pérez, candidato contrario a Pestana; mi marido movía muchos votos y parece que eso no le gustó a ese señor', sostuvo la mujer.
Pestana dejó cinco hijos y contaba con un amplio reconocimiento en la vereda Nueva Esperanza, de donde era natural. Flórez dijo que teme por su vida, por lo que pidió protección al Estado.