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'Robábamos todos los días. Lo hacíamos por nuestra falta de oportunidades, de estudio, de empleo', argumentó uno de los expandilleros delante de sus compañeros. Enseguida otras voces se sumaron a la explicación de por qué ‘Los Pillos’ del barrio Rebolo, suroriente de Barranquilla, decidieron entregar las armas a la Policía para dejar atrás la delincuencia.

'Es que ya estamos cansados de todo, de tantos amigos abatidos, de heridos, de los problemas', agregó Carlos De la Hoz, expandillero, de 23 años. Tiene una hija de 5 años, a quien le desea una mejor vida que la que él ha vivido.

Precisamente ayer los veinte exintegrantes de la pandilla ‘Los Pillos’ entregaron una granada, cuatro armas de fuego artesanalaes, una escopeta y más de 30 armas blancas porque –dicen– quieren 'volver a nacer'.

Durante tres años se dedicaron al hurto en la zona, pero varios de sus integrantes también han sido sindicados por los delitos de porte ilegal de armas, homicidio, microtráfico y tráfico de drogas.