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Las autoridades investigan una nueva modalidad de tráfico de drogas que, en la región Caribe, estaría nutriendo el narcomenudeo y el envío de grandes cargamentos al exterior: el ‘cambiazo’ o la mezcla de cocaína para que los dueños de los alijos no sospechen que les están robando.

EL HERALDO conoció que la Fiscalía y la Policía detectaron la estrategia luego de tres decomisos. 'Se pensaba que el interés de los narcos locales era cobrar las recompensas por la delación de los alijos, pero va más allá: al parecer, se apropian de la mercancía para venderla dentro del país o exportarlas ellos mismos', explicó una fuente.

Los operativos que levantaron las sospechas fueron tres realizados el año pasado y este en Barranquilla y Santa Marta.

El primero se registró en noviembre del año pasado: policías, con ayuda de agentes de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA), confiscaron 50 kilos de cocaína que eran transportados en un taxi. Según el reporte, sería llevado a un puerto de Barranquilla en donde sería introducido en un contenedor, con destino a República Dominicana.

El segundo decomiso: 110 kilos de cocaína descubiertos el 27 de julio pasado, en esta misma capital, en un auto particular.

Y el tercero, 167 kilos de cocaína que policías hallaron en agosto en el tráiler de un tractocamión estacionado en un parqueadero de Mamatoco, a las afueras de Santa Marta. El vehículo tenía ruta programada hasta Barranquilla. En el operativo también participaron agentes de la DEA.

Calidad rebajada

El negocio resulta redondo para quienes se quedan con el estupefaciente, puesto que se ahorran el pago por la producción y el transporte hasta la Costa. En especial, porque la mayoría de narcos en la Costa se dedican a cobrar el llamado servicio de salida o embarque: manejar los contactos en los puertos que permiten que la droga ingrese, ya sea en contenedores o que estos sean contaminados en los terminales.

Los traficantes realizan el ‘cambiazo’ después de que reciben la cocaína, cuya pureza en Colombia no baja del 90%, por lo general propiedad de mafiosos de Medellín y el Valle del Cauca.

'Lo que hacen es que, si son 100 kilos, sacan 80 para ellos y los 20 restantes los mezclan o ‘ligan’ con cafeína, cal, leche en polvo u otras sustancias para que den otra vez los 100', explicó una de las fuentes. 'La droga sigue siendo droga, pero de menos calidad'.

Algunos narcos optan por demorarse con el alcaloide, con el fin de que el dueño reclame su devolución. Es cuando envían la droga adulterada o piden al dueño que mande a un emisario a recogerla. Otros prefieren seguir con la operación de envío al exterior, pero con la droga de menos pureza.

En ambas posibilidades, una vez el cargamento sale de sus manos, alertan a las autoridades para que lo confisquen. Eso fue lo que ocurrió en las referidas incautaciones en Barranquilla y Santa Marta.

'Lo que consiguen es que el dueño de la droga no se entere del hurto y tampoco les cobre por la pérdida, con lo cual evitan además que haya retaliaciones', añade una de las fuentes.

En últimas, los traficantes locales obtienen ganancias millonarias, puesto que el precio de un kilo de cocaína en el país oscila entre $4 millones y $5 millones. Según los reportes de las autoridades, los 50 kilos hallados en el taxi estaban avaluados en $225 millones y los 167 kilos en el tractocamión, en $820 millones.

'Si se tiene en cuenta que en el narcomenudeo a un kilo también lo ‘ligan’ con otras sustancias para sacar hasta tres kilos, o que en Estados Unidos y Europa los precios se duplican, estamos hablando de que quienes se hurtan los cargamentos terminan ganando el triple, sin invertir un solo peso en la producción', puntualizan las fuentes.