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Un hombre llamó a Maximiliano De la Cruz Otero desde la oxidada reja blanca de su casa, en el barrio Mesolandia de Malambo. Eran cerca de las 6 de la tarde. De la Cruz, conocido espiritista del sector, abrió la puerta y se dirigió al enrejado. En ese instante, el visitante desenfundó un arma de fuego y le disparó. Cuatro disparos escucharon los vecinos. Una bala atravesó su cuello y se llevó su alma.

El homicida, que vestía buzo y gorra, de acuerdo a testigos, corrió sobre la calle 7 hasta la esquina de la carrera 37B, donde otro hombre sin casco lo esperaba a bordo de una moto. Huyeron.

De la Cruz, de 43 años, se preparaba a esa hora para realizar la limpieza energética de una casa, una de las tantas labores que realizaba como espiritista. Sus conocidos y gente del barrio dicen que también leía el tabaco, atraía el porvenir y se comunicaba con los espíritus. Pero también que había sido amenazado por el asesinato del joven de 19 años, Alberto Julio Peña Algarín, ocurrido el pasado 3 de enero en la carrera 39A con carrera 4A de Mesolandia.

Dos hombres, que vestían prendas similares a las que usa la Policía y se movilizaban en una moto aparentemente de la institución, lo mataron a bala, al igual que a José Osorio Pétano, un albañil de 28 años, que ese día se acercó a la casa de Peña al notar una riña entre su vecino y los dos hombres.

'Él dijo que no iba a huir porque él no tuvo nada que ver con el muchacho. Amenazaron a varias personas, algunas se fueron', aseguró un conocido de De la Cruz sobre la calle 7.

Maximiliano De la Cruz Otero era oriundo del corregimiento Sábanas, Magdalena. Era el cuarto de ocho hermanos, soltero y no deja hijos.