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José de Jesús Rivera sufre de artrosis, enfermedad que le ha afectado las articulaciones, específicamente las rodillas y los tobillos, por lo que se apoya en unas muletas para poder caminar.

Rivera fue capturado mediante orden judicial por el delito de tentativa de homicidio y luego de ser presentado en audiencia, un juez le impuso medida de aseguramiento en establecimiento carcelario.

Pero cuando creyó que perder la libertad era lo peor que la había podido pasar, José de Jesús Rivera no se imaginaba la pesadilla que iba a enfrentar, como le contó a EL HERALDO.

'Me llevaron a la Cárcel Distrital, pero cuando me vieron en muletas me preguntaron qué tenía y les dije que artrosis y enseguida me devolvieron diciéndome que no tienen un centro de atención para tratarme la enfermedad', dijo el recluso detrás de las rejas de una de las carceletas del Centro de Servicios Judiciales donde lleva detenido hace más de tres semanas.

Allí comparte celda con otros 15 internos, cuya capacidad es para 10 detenidos que deberían estar allí de manera transitoria. Rivera está a la espera de que un juez le conceda la detención domiciliaria por su estado de salud.

El que más tiempo lleva en la carceleta es un recluso que cumple ya dos meses a la espera de ser enviado a un centro carcelario, situación que ve muy complicada por el ‘plan reglamento’ que mantienen los guardianes del sindicato UTP regional norte del Inpec, quienes se mantienen 'firmes' en su intención de no recibir más presos hasta que las Alcaldías de Barranquilla y Soledad firmen un convenio en el que se comprometan a responder por los presos que tienen, tanto en la Cárcel Modelo como la Penitenciaría de El Bosque.

'Una vez me caí y me partí el peroné, en las noches duermo en una colchoneta en el piso y en el día paso sentado porque me duelen las piernas para lo cual tomo tramadol y dos veces a la semana me inyectan di clo fe naco; la orden del médico es que mantenga las piernas levantadas, pero aquí no hay espacio ni para meter un banquito', dijo José de Jesús Rivera, mientras sus ojos se aguaban.

Venezolanos

En las carceletas de la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía permanecen detenidos dos ciudadanos venezolanos: Wilmer Eduardo Monagas Sánchez y Andrés Eloy Acuña Dávila, ambos están privados de la libertad por el delito de porte ilegal de armas de fuego.

Los ciudadanos extranjeros no tienen familia en el país, por lo que no reciben alimentos, solo lo poco que les dan los compañeros de encierro.

Otra situación es la que viven seis mujeres, también recluidas en una de las cinco carceletas de la URI. Algunas de ellas llevan hasta diez meses recluidas en ese lugar, luego de que un juez les dictara medida de aseguramiento intramural.

Un caso particular es el de José Ignacio Herazo Rodríguez, alias ‘Paleta’, también recluido en una carceleta de la URI de la Fiscalía, y a quien las directivas de la Cárcel Modelo y de la Penitenciaría de El Bosque se niegan a recibir.

‘Paleta’ fue capturado en enero pasado por el delito de porte ilegal de armas de fuego, pero no lo reciben en la Penitenciaría de El Bosque, según el director de ese centro porque 'corre peligro la vida del interno', y tampoco lo reciben en la Cárcel Modelo porque en anteriores ingresos al penal 'representó un grave problema por incitar y promover el desorden y la indisciplina en el interior de los patios', por lo que ambos directores piden ubicarlo en otro sitio.

Para los reclusos que permanecen en las carcelatas, tanto de la URI de la Fiscalía como del Centro de Servicios Judiciales, la situación es 'caótica' y piden al Gobierno Nacional una solución urgente al problema ya que aseguran que pese a haber cometido errores, también son seres humanos que merecen ser tratados con dignidad.