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Un vendedor de loterías se acerca a Jairo Niebles en las afueras de las instalaciones de Medicina Legal; su uniforme blanco tiene inscrito el lema de su empresa: 'Cambia tu vida'. Le ofrece un tiquete que Niebles declina. Luego se acerca a José David Herrera que, con el dedo, rechaza la oferta. Las vidas de ambos cambiaron el Domingo de Ramos, cuando sus hijos fueron asesinados a bala.

Eran las 9 de la noche del domingo cuando los dos jóvenes, de 16 y 13 años, se montaron en una moto rumbo a una tienda cercana. Iban a comprar una botella de ron para seguir la fiesta en la que se encontraban en la cancha de fútbol de Villa María, de Soledad, sobre la calle 58 con carrera 1E.

El mayor manejaba, tomó la calle 57C en dirección a la carrera 3. Por esta vía avanzaron ocho cuadras. Frente a una tienda llamada ‘El rey del despecho’ en la calle 56 se halla una mancha escarlata sobre la vía arenosa.

En este lugar fueron abordados los menores por dos hombres en moto.

Según testigos, el parrillero disparó el arma de fuego desde el vehículo. Cuatro tiros alcanzaron al joven que conducía. Uno en la mejilla fue suficiente para matar al parrillero de 13 años de manera inmediata.

El joven de 16 años fue llevado al Camino Adelita de Char. En ese momento, Jairo Niebles recibió la llamada por parte de un amigo del menor de sus cuatro hijos. Cuando llegó al centro asistencial ya había muerto.

Vinculados criminales

El alcalde de Soledad, Joao Herrera, afirmó que 'los muchachos se quedaron con el dinero y unos elementos, producto de un reciente atraco y por eso los mataron, eso es lo nos dice la Policía. Incluso, uno de los jóvenes debía estar en la cárcel de menores, pero estaba fugado'.

Según el coronel Jesús de los Reyes, los jóvenes eran relacionados con una banda llamada ‘los Kevins’ la cual hurta motocicletas en este sector'.

Agregó que la Policía tiene como sospechosos a dos personas conocidas por los alias de Kevin y Douglas.

Sin embargo, las familias niegan estas versiones.

Dos muchachos sanos

Según Jairo Niebles, padre del joven que recibió cuatro balas, afirma que su hijo 'nunca ha estado detenido, ni en centros de menores'.

La gran pasión del adolescente de 16 eran los gallos. Esta afición la había adquirido en Riohacha a los 9 años, cuando visitó a un tío. Este le enseñó el oficio del gallero, a escogerlos, entrenarlos y alimentarlos para la pelea.

'Lo que más disfrutaba era cuidarlos', recuerda el padre.

Por su parte, Mónica y José David Herrera, padres del joven de 13 años, todavía no le habían conocido su primera novia.

Amarran sus brazos en una foto que tienen de cuando era un niño todavía.

'No había cambiado nada mi bebé. Él no estaba fugado de ninguna cárcel. Lo prefería preso que muerto', se lamenta la madre mientras espera que le entreguen el cuerpo por el que su familia tanto ha sufrido.

'Mi hija sufre de taquicardia, apenas se enteró se le aceleró el corazón, no paraba de decir: mi hermano', agrega.

'Es mentira, ellos no tenían antecedentes ni han estado retenidos', exclama Herrera, el padre.

Cuando recibió la noticia no creyó que fuera cierta hasta que lo vio acostado en aquella cama de laboratorio en donde lo reconoció. Rememora al segundo de sus siete hijos como un niño recochero, amable y futbolero.

Los padres piensan que su muerte está relacionada a un problema que había tenido el joven.

De acuerdo con estos, el adolescente había comprado un celular que al parecer era robado.

'Unas personas llegaron a la casa pidiéndole que les diera el celular', dice la madre.

El joven, que cursaba segundo de bachillerato, se negó puesto que había gastado su dinero en él. Les había pedido una remuneración, a la que estos se negaron.

'Nos amenazaron de muerte a todos los de la casa', pronunció la madre, quien teme que siga la retaliación con sus otras hijas menores que aún se encuentran bajo su protección.

Sentados a la entrada de Medicina Legal, ambos grupos de padres hablaban. Se comenzaron a conocer ayer, luego de que sus hijos murieran juntos, Intentan esclarecer el porqué y al mismo tiempo las palabras que declamaron las autoridades de sus hijos.