Alejandro Ruiz Noriega se despidió de su mamá y salió de su casa en la calle 86 con carrera 42A1 del barrio Los Nogales. Cerró la reja blanca detrás de él, metió las llaves en su bolsillo, y miró el reloj: eran las 6:30 a.m.
Se ajustó el maletín y revisó que estuviera su celular y billetera en sus bolsillos. Su mamá, Miladis Noriega, cuenta que luego caminó hacia donde tomaría el bus, como lo hacía de lunes a viernes desde hace un mes cuando comenzó a trabajar en la firma de abogados Chapman y Asociados.
Se había graduado el 26 de mayo de derecho en la Universidad del Norte. Ese día celebró junto a su novia y otros compañeros de carrera haber logrado uno de sus sueños, por el que se había mudado desde Valledupar hace cinco años. Además, le faltaba poco para terminar su especialización en derecho administrativo y, a sus 23 años, iba a ser un profesional especializado 'con proyección', según su novia, Mari Álvarez.
La adolorida madre narró que al llegar a la 42B, a una cuadra de donde esperaría su transporte, llegó el fin de ese destino cuando dos hombres en dos motos se acercaron a él.
Caminaba tranquilo, acostumbrado a la rutina; no advirtió cuando uno de ellos agarró con fuerza su maletín. En un movimiento instintivo, forcejeó, sin antes voltearse a ver el peligro corría.
Vecinos del sector no escucharon palabra alguna; se dieron cuenta que algo sucedía con el sonido de la bala que impactó a Alejandro en el pómulo derecho. Los delincuentes le quitaron su celular, el cual había comprado hace dos días con su primer sueldo, su billetera y su maletín. Este último elemento lo desecharon unos metros más adelante, cuando hacían su huida. Alejandro quedó postrado en el suelo.
Fue auxiliado por residentes del barrio quienes lo llevaron al Hospital Metropolitano, donde falleció dos horas después cuando era intervenido quirúrgicamente.
Defensor
'Me mataron a mi hijo por una billetera y un celular', reclamó en llanto Miladis Noriega a las afueras de las instalaciones de Medicina Legal.
El lunes había cumplido dos años de noviazgo con Mari Álvarez. 'Era mi amor y mi felicidad', se lamentó la joven con quien había estudiado su carrera. Planeaban continuar estudiando afuera de la ciudad.
Su amigo Jaime Angulo, recordó haber hablado con él la noche anterior. 'Me habló del gimnasio y de Barcelona, como siempre', detalló.
Alejandro había vivido en su niñez en Valledupar. Allá estudió en el colegio Santa Fé y jugó en las inferiores del Valledupar Fútbol Club. Dejó su puesto como defensa central cuando en 2011, al terminar el bachillerato se decidió por la carrera que ejercía actualmente.
Alejandro, menor de tres hermanos, era hijo del exdirector de la cárcel La Modelo, Alberto Antonio Ruiz Caviedes.
'Era una persona que prometía', cerró la madre. Los verbos que se refieren a Alejandro quedarán por siempre en tiempo pasado luego de que asesinos prefirieron el valor de objetos al de una vida.