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Un año, dos meses y 15 días después de la muerte del ganadero y empresario Emiro Segundo Cerro Rodríguez, de 68 años, las autoridades de Sucre, que con antelación habían logrado establecer que su muerte fue producto de un homicidio y no accidental ni por infarto, capturaron a personas que estarían involucradas en el hecho.

Se trata de Yerlin Galindo Durán, su esposa; Mauricio Sierra Payares, el conductor y asistente de negocios personal, y un joven de 17 años que solía realizarle diligencias (mandados) a la víctima.

Según las pesquisas de los investigadores judiciales, la muerte de Cerro Rodríguez fue planeada y consumada por su esposa y el conductor, con la ayuda del adolescente al servicio del ganadero.

A este último lo aprehendieron en la institución donde se educa. A los dos primeros los procesan por homicidio la Fiscalía Novena Seccional de Corozal y al menor la Fiscalía 19 Seccional de Infancia y Adolescencia.

La aprehensión del conductor y el menor se produjo la mañana de ayer en el municipio de Buenavista, población de donde era nativo y residía la víctima, y a su esposa en Sincelejo.

La investigación

En un principio, es decir el sábado 11 de junio de 2016, cuando la camioneta Toyota Prado de color gris y placa AXM-245 es encontrada incinerada y estacionada en una cuneta en la vía Buenavista-Juan Arias (Bolívar), las primeras hipótesis daban cuenta de que el carro había tenido una falla eléctrica y de paso el ganadero sufrió un infarto y no pudo huir de las llamas.

No obstante, esas dos premisas quedaron sin piso jurídico cuando un ingeniero electricista del Sena, tras realizar una revisión al carro, advirtió que este no había sufrido ninguna avería. En relación al paro cardíaco de Cerro, a través de la ampliación de necropsia solicitada por los hijos mayores de la víctima que no creían que su padre había muerto de un infarto, se supo que el ganadero no había sufrido tal quebranto de salud.

Además, en las prendas de vestir hallaron rastros de ACPM, por lo que se trataba de un hecho criminal.

Esto dio pie entonces para que la Policía Judicial (Sijín y CTI) buscaran a los responsables del homicidio. Para establecerlo realizaron 23 entrevistas, y una de ellas fue fundamental porque se trata de un testigo presencial.

Este, bajo la gravedad del juramento, señaló al conductor y al joven que hacía los mandados (los reconoció a través de álbum fotográfico), como los autores del homicidio. 'Lo mataron y después le prendieron fuego al cadáver y a la camioneta', le dijo a los investigadores.

A las entrevistas y los testimonios se sumaron otras acciones por parte de las autoridades como la búsqueda selectiva en base de datos y el análisis de llamadas a través de las cuales han logrado precisar que una de las hipótesis de este crimen sería pasional. 'La esposa de Emiro Cerro al parecer sostenía una relación con el conductor. Ella sería la determinadora', dijo un investigador del caso.

Emiro Segundo Cerro Rodríguez era un prestante ganadero y comerciante de la Costa Caribe por la cría de toros bravos con los que participaban en las principales fiestas en corralejas de la región.