Emanuel Vanegas Ramírez, de 13 meses, se cayó el pasado 1 de octubre. Todo su peso se apoyó sobre su codo izquierdo, lo que le generó una celulitis y a raíz de esto un absceso.
Su madre, Stefany Ramírez Marín, lo llevó al batallón donde su esposo, Manuel Vanegas Ramírez, se desempeña como sargento del Ejército.
De allí fue remitido a la Clínica General del Norte, centro asistencial con el que existe un convenio entre ambas partes.
'Era la primera vez que lo llevaba a un hospital, no había presentado ningún tipo de enfermedad', explicó la madre del niño, quien trabaja como enfermera.
El 3 de octubre hospitalizaron a su hijo para darle manejo a la herida con antibióticos. Hasta ese punto todo marchaba bien en la salud del pequeño, según la madre.
Stefany asegura que su conocimiento en el área médica la ayudó a entender lo que ocurrió seis días después, el 9 de octubre, cuando Emanuel fue ingresado al quirófano para que le drenaran el absceso.
Del procedimiento quirúrgico el menor salió al mediodía. Según la madre, el niño estaba somnoliento por los efectos, y aún cuando no pudo ni pararse, respondía a los estímulos externos y reconocía a sus padres.
Esta situación cambió hacia las 5 de la tarde de ese día, cuando Stefany dice que su hijo empeoró. 'Normalmente era despierto, alerta y enérgico, pero estaba dormido todavía y no respondía a mi voz', anotó la mujer, quien inmediatamente llamó al médico de piso. Este le respondió que el letargo se debía a que 'la anestesia golpea fuertemente a los niños de esa edad'.
No obstante, Stefany asegura que nunca había visto que estos efectos duraran este lapso de tiempo. Por esta razón volvió a llamar la atención de los encargados de pediatría a las pocas horas.
'Me respondieron que al siguiente día se definía la situación de acuerdo a como despertara', explicó.
Según cuenta Estefany, ella le demostró al siguiente médico que visitó a su niño que no respondía a estímulos externos.
'Si yo no tuviera conocimiento y encuentro a mi hijo y me preguntan cómo está, yo digo que bien porque estaba dormido y eso es lo que me repetían los médicos', dice enfurecida la madre.
Por esta razón le practicaron un TAC el martes 11 de octubre. Al terminar el procedimiento le informaron que su hijo sería trasladado a la unidad de cuidados intensivos pediátricos.
'Allí lo intubaron porque su estado neurológico no le permitía una respiración espontánea', manifestó Estefany.
El toxicólogo llegó esa noche y definió que lo que afectaba al niño podía ser una reacción al anestésico. Por esta razón le hicieron un electroencefalograma.
Una de las situaciones que le causó especial indignación a la madre fue el hecho de que el neurólogo visitó a su hijo el miércoles 12 de octubre, '20 horas después de entrar a UCI'.
Este examen definió, según la madre, que tenía los niveles de amonio en la sangre muy altos y por tanto debían hacerle una hemodiálisis. Este procedimiento fue hecho a las 8 de la noche de ese miércoles, 11 horas después del diagnóstico del neurólogo.
Al finalizar la hemodiálisis, le informaron a la madre que su hijo de tan solo 13 meses tenía muerte cerebral.
En la madrugada del domingo pasado, Estefany recibió un llamado de la clínica para que se acercara a visitar a su hijo. Al llegar lo encontró sin signos vitales.
Lo que afectaba al niño aún no está claro para sus familiares. 'Hubo algo que no sé qué fue, para eso solicité la autopsia, qué le dañó el hígado a mi hijo y fue fulminante. Por eso acumuló el tóxico, amonio, que fue a su sangre y a su cerebro', manifestó la madre.
EL HERALDO se comunicó con representantes de la Clínica General del Norte, quienes manifestaron que hoy entregarían información pertinente al caso del niño. Por lo pronto las autoridades adelantan las investigaciones a raíz del denuncio que interpusieron los familiares del menor fallecido.