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Desde el feminicidio de Sandra Milena Castañeda Monterrosa, ocurrido el 25 de octubre de 2015, hasta el reciente enfrentamiento entre pandilleros que dejó esta semana a un policía herido, en la urbanización Las Gardenias se ha vivido con zozobra. Esto asegura Verónica Salas, habitante del conjunto No. 8, uno de los once que hacen parte del vasto complejo habitacional que ha sido entregado por el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Vivienda y la Alcaldía de Barranquilla, a población de escasos recursos y víctima de la violencia. 

El Gobierno Nacional ha entregado 38.172 viviendas gratuitas en la Región Caribe y uno de los proyectos más grandes en Barranquilla es Las Gardenias, donde entregaron cerca de 4.000 soluciones habitacionales.

Entre los hechos mencionados anteriormente, según la mujer, también se han registrado dos asesinatos más e incalculables enfrentamientos de pandillas, sumado a casos de narcomenudeo que se mantiene a punta del consumo entre menores.

En las dos habitaciones que tiene su apartamento, Verónica se acomoda con los cuatro miembros de su familia. Ella y su pareja en un cuarto y, en el otro, su hija, su yerno y el pequeño Emmanuel, su nieto. 

Lleva tres años en este lugar del área metropolitana de Barranquilla, y dice que llegó allí luego de un 'papeleo' que hizo en la Alcaldía, cuando todavía 'Elsita' no había salido del poder. Antes vivió en la Bendición de Dios, un sector distinto de la ciudad. 

Vivir en un cuarto piso, asegura, le ha servido para estar un poco más 'resguardada' que los vecinos de las plantas bajas. 

El pasado martes 24 de octubre, cuando se presentó el enfrentamiento entre pandilleros de su conjunto, que se identifican como ‘los Vidasuave’ y ‘los Chupaculo’, que son los jóvenes delincuentes del conjunto No. 5, recuerda que recogió los bluyines de su pareja y de su yerno que se secaban en el ventanal de la sala y cerró 'con todo y cortina'. 

'Eso fue como una película, ni más ni menos. Los pelaos corrían de un lado a otro, unos disparaban y otros tiraban piedras. Bueno, eso me dice el vecino que sí vio, porque yo pasé al cuarto y me metí bajo la cama'. 

Los movimientos de Verónica corresponden a unas tácticas de protección que le ha enseñado su yerno, empleado de una compañía de vigilancia privada. 

Según ella, las balas de los pandilleros han alcanzado los puntos más altos de los edificios y han llegado a hacer daño a los bienes de sus vecinos. Las balas perdidas de esa guerra sin sentido han traspasado ventanas, puertas, tablas y colchonetas, dice Verónica. 

Por el choque de ese día, la Policía reportó como herido al patrullero Pedro Luis Ariza Ariza, quien estaba en el grupo de vigilancia del sector. Llegaba a controlar el enfrentamiento, cuando recibió el impacto en el rostro.

Los capturados fueron Brandon Luis Pernett Cassiani, de 19 años; Jassir Meléndez Domínguez, de 39, y Brandon Enrique Díaz Argel, de 19. Estos tres individuos cayeron con dos armas, una hechiza calibre 38 y una escopeta calibre 12. 

Después de esta situación, señala la mujer, 'la cuestión (comportamiento) se ha aplacado, pero no deja de dar temor. Los que dispararon contra la Policía ya quedaron libres, no demoraron ni dos días detenidos', anota. 

Hacinamiento

El ex sargento de la Policía Metropolitana de Barranquilla Zoilo Asprilla, hoy funcionario de la Oficina para la Seguridad y Convivencia Ciudadana del Distrito, da un panorama de lo que se viene presentando en Las Gardenias. Reconoce que el Estado tiene 'culpa' de lo que hoy sucede allí debido al 'hacinamiento'.

En su misión como uniformado llegó hasta las zonas más peligrosas de la ciudad para trabajar con jóvenes en conflicto y el problema en esta porción de Barranquilla, según el exuniformado, radica en el poco espacio en el que se cruzan unas 27.000 personas diariamente. 

 'En pocas hectáreas metieron a gente con problemas sociales, desplazados, desmovilizados, afectados por ola invernal de 2010 y personas en pobreza extrema. Ahí están todos. El Estado no preparó a esas personas para vivir en comunidad', opina.

Dice que pandillas como tal 'no existen', pero hay jóvenes que se enfrentan por conjuntos. 'El problema grave está entre los conjuntos ocho con el once; el cinco con el cuatro, y resulta que ahora están el nueve y ocho para pelear con los del once'. 

A esta problemática, Asprilla le agrega otra situación que se viene presentando desde hace algunos meses: 'están metiendo venezolanos allá... Les alquilan las piecitas por 10.000, día, o 100.000 mes'. 

Luego advierte que los foráneos están siendo 'adiestrados' por los habitantes más conflictivos y peligrosos de los conjuntos y estos 'ya se están metiendo en problemas, los están adiestrando. Además, los poquitos buenos, como los desplazados, se están volviendo malos por defenderse, por que allá no hay autoridad', afirma Asprilla.