En una pared del cuarto que compartía Derlis con su exmarido Rafael, quedaron las iniciales R y D escritas con aerosol negro. Él las pintó hace un tiempo para 'marcar territorio', pero el hijo de ella las tachó con más pintura negra en señal de 'rabia y dolor'.
Derlys Rodríguez Cogollos, de 37 años, fue hallada muerta en el kilómetro 19 de la Troncal del Caribe, entre Barranquilla y Ciénaga, en horas de la tarde del pasado sábado. Su cuerpo, brutalmente golpeado, fue descubierto por pescadores de la zona.
'A las 6 de la mañana salió de la casa y le dijo a su hijo Harold que tenía un presentimiento: Yo siento que me va a pasar algo, mírame bien cómo estoy vestida', recuerda Yesid Pérez, sobrino de la víctima.
El fin de semana anterior a su asesinato, Rodríguez Cogollos fue a visitar a su familia en el barrio El Bosque, a la casa donde se crio, y de la que se mudó hace un año para irse a vivir a Los Robles, donde una hermana, motivada por la idea de huir del radar de Rafael Jimeno Martínez, el hombre con el que mantuvo una relación por cuatro años y a quien hoy la familia acusa de su muerte. 'Parece que hubiese sentido que se iba a ir porque vino y saludó con cariño a todos los vecinos de por aquí, con los que no hablaba hace mucho tiempo. Ella era una mujer muy alegre y dada, pero desde que conoció a ese tipo se apartó de nosotras. Él le decía que todas estábamos enamoradas de él, porque quería alejarla. Ese tipo fue el que la mató', dice afectada Kelly Romero, su 'amiga de toda la vida'.
Su visita de dos días terminó sin contratiempos. El lunes estuvo de regreso en la casa de su hermana en Los Robles. 'Pasamos todo el día molestando y ella estaba en Facebook y eso. En la noche hablamos bastante porque se fue la luz a las 11 y regresó a las 4 de la madrugada. Como el calor no nos dejaba dormir, a esa hora fue que nos acostamos', agrega Yesid.
Su sobrino dice que durante esas horas que estuvieron sin el servicio de energía hablaron de todo sentados en la terraza: de la vida, de lo que ella quería conseguir con sus estudios de seguridad en la Escuela Colombiana de Vigilancia y Escoltas, de sus hijos y de Dios.
'Aunque ella no quería seguir con él, accedió a acompañarlo a buscar una supuesta herencia. Ella no durmió más de dos horas, se paró de la cama a las seis y se fue. La desesperación y la necesidad la empujaron a eso porque veía que se acercaba diciembre y no tenía dinero para darle nada a sus dos hijos y a su nietecita'. Al parecer, Jimeno Martínez se llevó a Derlys con engaños, pues según su hija, Iveth, 'ellos iban a ir a un banco acá en Barranquilla, no entendemos por qué apareció allá'.
De acuerdo con los familiares de la mujer, la persecución y la obsesión que tenía Rafael por Derlys eran enfermizas. 'La seguía todo el tiempo, la buscaba, rondaba por la casa y por todos los lugares que ella frecuentaba. Un día hasta entró a la clase sin avisar solo para ver qué hacía ella. La tenía amenazada, le decía que tenía una nieta muy bonita y que si no volvía con él, la iba secuestrar'.
De eso se enteraron tras su muerte, pues ella, 'por el amor de madre', prefirió callar la situación a sus dos hijos. En una conversación de Facebook quedaron expuestos sus verdaderos sentimientos: 'Ay, mija, es que creen que una todavía es una pelaíta. El man este que aún se mete en mi vida, si ya no tenemos nada. Yo no le doy esperanzas, él sabe que yo no quiero nada con él. Es que jode mucho', le escribió a una amiga el 15 de noviembre.
La familia Rodríguez Cogollo y el barrio El Bosque están sumidos en el dolor. Reclaman a grito herido que se haga justicia para que este asesinato no quede impune.
'Hubo muchas señales de alerta, pero nunca nos imaginamos que él hubiese sido capaz de matarla. Ella siempre veía un programa en Investigation Discovery sobre relaciones obsesivas y se comparaba con los programas, decía: Él es como esos hombres, parece un asesino al acecho', añade Pérez.
La relación de Derlis y Rafael nació hace cinco años en un edificio en el que trabajaban, ella en el área de oficios varios y él como ebanista. 'Hubo muchas razones por las que ella no quería seguir con él. Ahora me mataron a mi hija, me la quitaron', llora Josefa Cogollos, madre de la fallecida.
El bluyín que se puso el martes para salir de su casa lo decoró ella misma, ese jean, con 'piedritas y lentejuelas', fue el objeto que su familia identificó a la distancia, a través de la pantalla de un computador, desesperados tres días después porque no aparecía.
De acuerdo con cifras de Medicina Legal, en 2017 han sido asesinadas 46 mujeres en el Atlántico, siete casos menos que en todo el año 2016.